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Ibuprofeno o Paracetamol

Por Marta Ocaña

Septiembre 03, 2025 03:00 a.m.

A

Desear que la vida se acomode a los deseos personales es quizá una de las constantes en el pensamiento humano. Pero ahí queda para el cuestionamiento infinito

Al parecer hay muchos ámbitos de nuestra existencia en los que podemos influir, o al menos eso se nos dice el discurso o eso que llamamos opinión pública y que ingenuamente antes se llamaba pensamiento colectivo.

Hay momentos en que pienso -o siento- que vivimos manejados por "la matrix" y si no es por ella, sí por los sistemas de gobierno que parece que han vuelto a encontrar la fórmula mágica en los sistemas autoritarios. Esos que mantienen a las masas en la imposibilidad de usar o tener pensamiento crítico. Sistemas que, mediante la depredación de la educación y el aumento de la oferta y el acceso al mundo del entretenimiento, aniquila las posibilidades de que se entienda a nivel masivo la finalidad de una democracia.

Nuestra gente, nuestro pueblo se está acostumbrando a las pensiones y dádivas en efectivo a cambio de perder otros derechos como el de la educación sin adoctrinamiento político y la precariedad o inexistencia de un sistema de seguridad social, ni siquiera como el que se vivía en tiempos de la "dictadura perfecta". 

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Hoy, el acceso a la salud, a la educación sin libros de texto escritos a modo son casi un ideal con pocas posibilidades.

Los nuevos políticos han sacado sus resentimientos de clase de la peor manera posible. Tenemos cámaras llenas diputados y senadores que se especializan en el cinismo de la manera más chafa posible. Y para muestra el ring montado por Noroña y el famoso Alito. 

Como país estamos para dar pena. Y aún con todo lo aberrante que me parece el presidente del vecino país, la mayoría de los mexicanos sabemos que tiene razón cuando dice a ocho columnas, que nuestro México está gobernado por los carteles. Quién no lo sabe en esta ciudad, si nada más hay que ver cómo no pasa nada si se arman balaceras en antros de no tan mala muerte, y...no pasa nada.

Estamos de dar pena, entre las obras de relumbrón, las ferias de poca madre y los negocios privados como efectos secundarios del progreso de la ciudad o del estado.

Todos sabemos cómo se llaman, en dónde viven, al colegio que van sus hijos y que no multan cuando hay puente o necesitan favorcillos etc etc

La pregunta es, o tenemos una matriz local que hace lo que se le da la gana aún cuando debería ser nuestra empleada, o estamos alienados entre la presentación de M Manson, Mijares o Ana Bárbara o como dijo José Alfredo "la vida no vale nada"

No me hagan caso, estoy convaleciente y quizá este escrito es producto del ibuprofemo o el paracetmol.