El recorrido artístico de Martha Franco y su exploración del arte como campo de información
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Martha Franco es una artista visual con veinte años de trayectoria, especializada en gráfica y libros de artista. Egresada de la Escuela Estatal de Artes Plásticas de San Luis Potosí, Franco ha forjado su carrera a partir de una firme disciplina y un constante perfeccionamiento técnico. “Creo que fue más una decisión de querer ser, porque yo no tenía desarrollado, aunque lo traía en la sangre, no lo tenía desarrollado”, relata en una entrevista para Pulso Diario de San Luis al recordar sus inicios en los que, pese a no contar con habilidades técnicas desarrolladas, se empeñó en trabajar hasta diez horas diarias en la producción artística.
Su recorrido ha estado acompañado de múltiples reconocimientos, entre ellos premios en gráfica en el certamen Raúl Gamboa y selecciones en eventos como El Libro y la Rosa en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo. Paralelamente a su práctica artística, ha trabajado como tallerista en programas culturales y docente en instituciones como el Instituto Potosino de Bellas Artes, donde busca fomentar en sus alumnos y alumnas la convicción de que la disciplina y la constancia son esenciales.
El entorno familiar de Martha, impregnado de arte desde la infancia, y su interés por diversas disciplinas artísticas, como la danza, el cine y el teatro, nutrieron su sensibilidad y su enfoque interdisciplinario. Esta diversidad se refleja particularmente en su producción de libros de artista, un formato que adoptó casi de manera intuitiva: “Desperté de una siesta y dije: ya sé qué es lo que voy a hacer para ganar el 20 de noviembre”. Desde entonces, el libro de artista se convirtió en una de las principales líneas de su trabajo, permitiéndole integrar diversas técnicas en un solo objeto.
En los últimos años, Franco ha incorporado en su obra estudios sobre bioneuroemoción, neurociencias y terapias de reconfiguración emocional. Desde hace más de una década, se ha interesado en cómo las emociones impactan en la biología humana, un conocimiento que ha integrado en su producción artística. “Empecé a hacer estas obras justo para, a partir de todo el conocimiento que tengo, no solamente que fuera una obra visual, sino que tuviera una repercusión energética en el espacio”, explica.
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Esta perspectiva la llevó a crear proyectos como Amor del Bueno y Amor para el Arte, donde a través de talleres y obras busca modificar los campos de información de los participantes. Para Franco, los campos de información, o energías, no son conceptos esotéricos sino procesos basados en fenómenos científicos: “Nosotros generamos a partir de impulsos eléctricos información en el cerebro, información neuronal [...] el corazón se mueve por magnetismo. Entonces genera una corriente electromagnética, que es la que genera la información”.
A través de laboratorios como “¿Cómo construir el amor?”, Franco propone ejercicios de reflexión y reestructuración emocional, enfocados en modificar creencias, emociones y su expresión biológica. “La intención principal del laboratorio fue poder modificar toda su perspectiva del ser humano para que se pudieran relacionar con ellas mismas y con los otros a partir del amor y hacer una modificación biológica”.
Como parte de su visión educativa, también busca demostrar que el arte no debe ser percibido como inaccesible. “El arte son las propias capacidades del ser humano llevadas a su máxima potencia”, afirma. Su propósito es acercar la práctica artística a todas las personas, mostrando sus beneficios emocionales y cognitivos más allá de su valor estético.
La artista sostiene que los seres humanos generan campos de información a través de sus emociones y pensamientos, y que estos campos impactan tanto a nivel personal como colectivo. Explica que “si hay muchas personas enojadas, el campo de información va a ser rudo”, y que esa acumulación de energía negativa se reproduce en las dinámicas sociales.
Desde esta perspectiva, Franco decidió orientar su creación artística hacia la construcción de campos de amor y aceptación. “Si hay un exceso de violencia es porque hay una carencia de amor”, señala. Bajo esta premisa, su trabajo busca intervenir en el nivel energético y biológico de quienes entran en contacto con sus obras, generando entornos donde la empatía y la conciencia emocional puedan ser fortalecidas.
Su método de enseñanza no solo forma artistas, sino individuos conscientes de su impacto en su entorno. Para Franco, “sin espectador no hay función, no hay arte”, y por ello considera a sus alumnas y alumnos como parte viva de su obra. En sus palabras: “Ellas son mi pieza artística porque el resultado que obtuve con ellas fue un cambio de conciencia, un cambio de emoción, un cambio celular y biológico”.
Por medio de su práctica artística, docente y terapéutica, Martha Franco propone una manera de crear arte que no solo genera objetos, sino también transforma los campos de información de quienes lo perciben y participan en él.
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