LA CONSTRUCCIÓN DE CORAZÓN GORDITO, PUESTA EN ESCENA

Corazón Gordito es una obra escrita por Saúl Enríquez que retrata la vida de una madre y sus dos hijas mellizas, quienes, a pesar de compartir los mismos acontecimientos, los experimentan de formas muy distintas.

A través de su desarrollo, se presentan temas relacionados con la crianza en soledad, el señalamiento de los cuerpos, los afectos y la comunicación familiar.

La dirección está a cargo de Eloisa Zapata, con un elenco conformado por Ferly García, Aurora Rocha, Sheila Sierra, Luisa DeMont, Ame Lara e Irma González.

Irma González, quien interpreta varios personajes secundarios, explica que su rol principal es el de una cantinera, aunque también representa figuras como niños, niñas y personas mayores. Sobre su primer acercamiento al texto, relata que la obra fue seleccionada de manera colectiva: “Nosotros la elegimos, o sea, entre todas, nos pusimos a leer diferentes textos que por ahí hicimos llegar y esta fue la obra que más nos gustó, nos llegó al corazón”.

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Uno de los aspectos que más atrajo a González fue la forma en que el texto presenta la mirada infantil sobre temas complejos: “Los mensajes que está mandando la obra, que, en realidad, pues son diversos, son varios, es una obra muy completa en donde también nos presenta la mirada de las infancias sobre temas que son complejos en la sociedad, entonces, pues recordar también esa inocencia de cuando uno es niño o niña y ver que la vida la observas de forma muy distinta”.

RETOS PARA EL ELENCO

Entre los principales retos para el elenco fue reconectar con las infancias desde el trabajo actoral. González señaló que, para muchas de las participantes, interpretar personajes infantiles implicó salir de su cotidianeidad adulta: “Ha sido un reto, pues, porque salirte de tu adultez para meterte en este papel de otra vez jugar, otra vez disfrutar, otra vez compartir con las demás compañeras en una infancia”. 

TEMÁTICAS DE LA OBRA

En cuanto a las temáticas que aborda Corazón Gordito, González menciona que se exploran situaciones como el señalamiento de los cuerpos y los roles impuestos en la sociedad: “El señalamiento de los cuerpos es algo que se toca mucho en la obra, también esta parte de los roles que supuestamente tienen que cumplir las mujeres, también habla del abandono, de cómo la madre tiene que criar sola, el amor entre hermanas”.

Respecto al proceso de construcción escénica, destaca que las actrices trabajaron a partir del texto, pero con apertura a la exploración corporal y vocal de los personajes: “Estuvimos creando cosas nuevas a partir de lo que ya estaba escrito y de lo que nuestras propias corporalidades, nuestras propias voces podían aportar a los personajes”.

UN DESAFÍO

También mencionó que, en su caso particular, le representó un desafío conectar con una dimensión emocional distinta a la suya: “Mi personaje me ha costado conectar con una parte de enojo, con una parte más ruda… sí más allá de lo que actualmente en la realidad soy”. A esto se sumaron los ajustes durante el montaje, al tener que adaptar las ideas actorales individuales a las decisiones de la dirección: “A veces uno ya llega con una idea de cómo se quiere hacer, pero al final, pues es la dirección la que va guiando”.

A lo largo del proceso de trabajo, la obra también representó una experiencia de crecimiento personal para Irma. Compartió que este montaje le permitió establecer una conexión más clara con su voz, tanto en el plano interpretativo como en el personal. También mencionó que esta puesta en escena le abrió nuevas posibilidades en su manera de relacionarse con otras personas y de abordar su trabajo artístico. 

MENSAJE PARA EL PÚBLICO

Finalmente, González subraya el mensaje que buscan transmitir al público con esta obra: “Lo que queremos es que la gente se quede pensando, que se quede reflexionando sobre las cosas que ve, sobre cómo tratamos a los niños, cómo tratamos a las mujeres, cómo tratamos los cuerpos”.