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Adiós, papa de los pobres

Francisco murió de un derrame cerebral que lo dejó en coma y provocó una falla cardiaca

Por AP

Abril 22, 2025 03:00 a.m.

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Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano de la historia, que cautivó al mundo con su estilo humilde y su preocupación por los pobres mientras incomodó al sector conservador con sus críticas al capitalismo y al cambio climático, falleció el lunes. Tenía 88 años.

El Vaticano informó que Francisco murió de un derrame cerebral que lo dejó en coma y provocó una falla cardiaca.

Las campanas repicaron en las iglesias católicas desde su natal Argentina hasta Filipinas y en toda Roma a medida que la noticia se difundía por todo el mundo.

“A las 7:35 de esta mañana, el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia”, anunció el cardenal Kevin Farrell desde la capilla de la Domus Santa Marta, donde vivía Francisco.

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Francisco hizo su última aparición pública el Domingo de Resurrección -un día antes de su muerte- para bendecir a miles de personas en la plaza de San Pedro, lo que provocó vítores y aplausos entusiastas. Antes se reunió brevemente con el vicepresidente estadounidense JD Vance.

Pfreció la bendición desde la misma logia donde fue presentado al mundo el 13 de marzo de 2013 como el 266to papa. La muerte da inicio a un proceso de varias semanas para permitir que los fieles presenten sus últimos respetos, primero para los funcionarios del Vaticano en la capilla de Santa Marta y luego en San Pedro para el público en general, seguido de un funeral y un cónclave para elegir un nuevo papa.

Al caer la tarde, el Vaticano celebró un rezo del Rosario en la plaza de San Pedro en su primera conmemoración pública.

PAPA HUMILDE

Desde su primer saludo como papa -un casual “Buonasera” (“Buenas noches”)- hasta su acogida a los refugiados y los oprimidos, Francisco marcó un tono diferente en su papado, enfatizando la humildad sobre la soberbia en una Iglesia católica asolada por el escándalo y la indiferencia.

El argentino Jorge Mario Bergoglio trajo una bocanada de aire fresco a una institución de 2.000 años de antigüedad que había visto decaer su influencia durante el problemático pontificado de Benedicto XVI, cuya sorpresiva renuncia llevó a la elección de Francisco.

Sin embargo, el nuevo papa no tardó en hacerse de problemas propios, y los conservadores se molestaron cada vez más con su tendencia progresista, su acercamiento a los católicos de la comunidad LGBTQ+ y su postura contra los tradicionalistas. 

Su mayor reto se presentó en 2018, tras el mal manejo de un polémico caso de abuso sexual clerical en Chile, y el escándalo que se había gestado con sus predecesores estalló nuevamente.

El papa Francisco exigió a sus obispos aplicar misericordia y caridad a sus greyes, presionó al mundo para proteger la creación de Dios del desastre climático y desafió a los países a acoger a aquellos que huyen de la guerra, la pobreza y la opresión.

Si bien los progresistas estaban encantados con el enfoque radical de Francisco en el mensaje de misericordia e inclusión de Jesús, preocupó a los conservadores que temían que diluyera la enseñanza católica y amenazara la identidad cristiana de Occidente. Algunos incluso lo llamaron hereje.

Unos cuantos cardenales lo desafiaron abiertamente. Francisco generalmente respondió con su respuesta típica:  el silencio.

San Francisco de Asís como modelo

Francisco vivió en el hotel del Vaticano en lugar de en el Palacio Apostólico, usó sus viejos zapatos ortopédicos y no los mocasines rojos del papado, y viajó en autos compactos. No era un truco.

“Veo claramente que lo que más necesita la Iglesia hoy en día es la capacidad de sanar heridas y calentar los corazones de los fieles”, dijo Francisco a una revista jesuita en 2013. “Veo la Iglesia como un hospital de campaña después de la batalla”.

Si convertirse en el primer papa latinoamericano y el primer papa jesuita no fuera suficiente, Francisco también fue el primero en nombrarse a sí mismo en honor a San Francisco de Asís, el fraile del siglo XIII conocido por su sencillez personal y cuidado por los marginados de la sociedad.

Francisco se disculpó formalmente con los pueblos indígenas por los crímenes de la Iglesia desde la época colonial en adelante. Y fue a los márgenes de la sociedad para ministrar con misericordia: acariciando la cabeza deformada de un hombre en la Plaza de San Pedro, besando el tatuaje de un sobreviviente del Holocausto o invitando a los recolectores de basura de Argentina a unirse a él en el escenario en Río de Janeiro.

SU ERROR

Pero pasó más de un año antes que Francisco se reuniera con víctimas de abuso sexual clerical, y los grupos de víctimas inicialmente cuestionaron si en verdad entendía el alcance del problema.

Francisco creó una comisión de abuso sexual para asesorar a la Iglesia sobre las mejores prácticas, pero perdió influencia después de unos años, y su recomendación de un tribunal para juzgar a los obispos que encubrieron a sacerdotes depredadores no llegó a ninguna parte.

Y luego vino la mayor crisis de su papado, cuando desacreditó a las víctimas de abuso en Chile en 2018 y apoyó a un polémico obispo vinculado a su abusador. Al darse cuenta de su error, Francisco invitó a las víctimas al Vaticano para un mea culpa personal y convocó a la renuncia en masa de la jerarquía de la Iglesia chilena.

Cuando esa crisis concluyó, surgió una nueva sobre el excardenal Theodore McCarrick, el arzobispo retirado de Washington y consejero de tres papas.

Francisco había actuado rápidamente para marginar a McCarrick en medio de una acusación de que había abusado de un monaguillo adolescente en la década de 1970. Sin embargo, Francisco fue acusado por el exembajador del Vaticano en Estados Unidos de haber rehabilitado a McCarrick al principio de su papado.

Francisco finalmente despojó a McCarrick de su condición de cardenal luego que una investigación del Vaticano determinara que abusó sexualmente de adultos y menores. Cambió la ley de la Iglesia para eliminar el secreto pontificio en torno a los casos de abuso y promulgó procedimientos para investigar a los obispos que abusaron o encubrieron a sus sacerdotes pedófilos.