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Cuando hablábamos como superhéroes (y no como tuiteros)

Por Martha Ocaña

Julio 16, 2025 03:00 a.m.

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Los domingos de mi infancia tenían un ritual que aún conservo en la memoria con ternura casi cinematográfica: ir al puesto de periódicos a buscar los "cuentos", como les decíamos a los cómics. Historias de aventuras y risas con personajes como Lorenzo y Pepita, Archie, La zorra y el cuervo, y, claro, el inolvidable Dúo Dinámico: Batman y Robin.

Me fascinaban sus frases, que hoy suenan casi teatrales: "¡Al ladrón!", "¡Santo cielo, Batman!" o "¡Recorcholis Batman!". Eran tiempos en los que el lenguaje de los héroes tenía un peso moral, y hablar bien era casi un valor cívico.

Ayer, mientras conducía y un relámpago cruzó el cielo, me vinieron a la mente aquellas frases. Pensé en lo mucho que ha cambiado el idioma, en lo mucho que hemos cambiado nosotros. El lenguaje, como todo organismo vivo, evoluciona, se adapta, se deforma y se reinventa.

Hoy, el español se habla distinto. Donde antes gritábamos "¡Santos cielos!", ahora decimos "¡Qué pex!". Expresiones que antes se consideraban vulgares o marginales —incluso "malas palabras"— ahora circulan libremente entre jóvenes, adultos y hasta en ambientes profesionales. ¿Quién no ha oído un "wey" o un "chingón" en una junta de trabajo? El lenguaje se ha relajado, y con ello, nuestras costumbres también.

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No es casualidad que muchas expresiones nuevas surjan desde las redes sociales: términos como "stalkear" (espiar discretamente en redes), "bloquear", "seguir" o "dar like" ya forman parte de nuestro vocabulario diario. También frases como "me cancelaron", "modo intenso" o "ya se quemó" se usan con naturalidad, incluso fuera del mundo digital. Algunas nacen como modas pasajeras, pero muchas se quedan y evolucionan con nosotros, reflejando cómo pensamos, sentimos y nos comunicamos hoy.

Recuerdo cuando decir "cool" era cosa de rebeldes. Hoy es "top", "épico", "random" o "God", dependiendo del contexto. Incluso los emoticonos y emojis han evolucionado en un lenguaje visual propio, capaz de reemplazar frases enteras con una sola imagen.

Las frases del Dúo Dinámico ahora nos provocan una sonrisa nostálgica, pero también nos invitan a reflexionar. ¿Qué frases usamos hoy que dentro de 30 años sonarán igual de extrañas? ¿Qué palabras "serias" de hoy serán las "ridículas" del futuro?

Hablar bien ya no es cuestión de reglas, sino de intención. La corrección no está peleada con la creatividad. Y eso, a fin de cuentas, es lo que mantiene viva una lengua: su capacidad de adaptarse sin perder su identidad.

Al final, el lenguaje cambia porque nosotros cambiamos. Y quizás, dentro de algunos años, alguien escriba una columna recordando con cariño cuando se decía "qué pex"... con la misma nostalgia con la que hoy evocamos un "¡Santo cielo, Batman!".