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La soberbia en el gobierno

Por Everardo Moreno Cruz

Agosto 29, 2025 03:00 a.m.

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El diccionario define a la soberbia como altivez, orgullo, inmodestia, presunción, altanería, arrogancia, vanidad; este negativo comportamiento se manifiesta por críticas constantes, muchas veces con expresiones irónicas o de burla para desprestigiar y mostrar comportamientos equivocados a juicio de quien las califica.

Es asimismo un sentimiento que busca desestimar los valores que pueda tener la persona a la que se está refiriendo.

Si en cualquier persona la soberbia es criticable, más lo es que cuando procede de quien tiene una responsabilidad pública y consecuentemente está investida de poder. Desafortunadamente durante la actual administración federal, la Presidenta de la República tiene de manera reiterada un proceder soberbio. Es triste que, desde la tribuna de Palacio Nacional, la doctora Sheinbaum cada vez haya incrementado sus participaciones con un comportamiento que invita a la división y confrontación.

Su discurso no tiene la forma como está obligada a expresarse una Jefa de Estado, sino que son expresiones del líder de un partido político. Ella debe tomar conciencia que, si bien fue gracias a su antecesor que está en Palacio Nacional, postulada por su agrupación política, es ahora, y así ha de proceder, la máxima autoridad de todos los mexicanos, no nada más de sus compañeros partidistas.

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Entre esas expresiones está la que hizo a propósito de la próxima instalación, con una nueva conformación, de la Suprema Corte de Justicia, al decir que, con esa Corte surgida de la votación popular, se acababa el nepotismo. Desafortunada afirmación, al desconocer que esa Corte, la que dejará de serlo dentro de unas horas, constitucionalmente tiene la misma jerarquía que ella detenta, además de que durante el tiempo que existió con la integración actual destruida, prestó importantes servicios a la sociedad, afirmó con dignidad la división de poderes, y nos dio en la vida pública la institucionalidad que se requiere en todo país que respeta y vive dentro de un estado de Derecho.

También es criticable y puede ser calificada como una conducta soberbia, el no haber aceptado el obsequio que se hacía llegar un exgobernador. Nuestros refranes son sabios. “Lo cortés no quita lo valiente”. El no haber recibido ese regalo de manera alguna implicaba simpatía para quien se lo enviaba.

Así también una conducta con la misma cualidad al expresarse de manera irónica de la esposa del presidente Calderón, a quien por cierto con la mayor frecuencia se refiere a ese gobierno para criticar y señalarle los defectos que muchas veces le atribuye sin ningún fundamento.

Y a propósito de la mansión multimillonaria que le fue descubierta a Fernández Noroña, aprovechó para decir que la oposición sólo se había referido a ese hecho, y no a la afirmación que García Luna podía ser considerado como una importante cabeza del narcotráfico.

Hasta del “café bienestar”, que pronto comenzará a circular, criticó y dijo que les daría mucho coraje y se “retorcerían” los opositores por su aparición. No recuerdo a ningún presidente del pasado que, además de declarar todos los días, lo que no es sano, se refiriera con críticas y desaprobaciones en contra de quienes no pensaran como ellos.

Ojalá que cambie, no sólo por la imagen que de ella quede para el futuro, sino por el progreso del país que será más fácil con la unión de todos, independientemente de la diversidad de pensamientos que le da fortaleza a una nación.

(Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM)