Con 5 años, sigue esperando atención adecuada del ISSSTE
La madre del menor denuncia una serie de negligencias

Ángel Fernando / Foto: Especial
A pesar de los múltiples estudios médicos que revelan una grave condición de Ángel Fernando, de 5 años de edad, el pequeño sigue esperando atención adecuada y urgente, denunció María Isabel Alatorre Salazar, madre del menor, quien detalló una serie de negligencias del Hospital General ISSSTE en San Luis Potosí.
Señaló que a su hijo le diagnosticaron un problema cardíaco, conocida como "comunicación interventricular izquierda" (CIV), que ocurre cuando el tabique interventricular no se cierra completamente durante el desarrollo fetal, creando una abertura entre los dos ventrículos.
Lo que parecía una afección cardíaca se vio acompañado de otros problemas: un absceso en la cabeza que, con el tiempo, reveló la presencia de tres quistes cerebrales, lo que agravó la situación.
Relató que hace un año, el niño comenzó a manifestar fuertes dolores de cabeza, mareos y dificultad para respirar, síntomas que se intensificaron gradualmente, causando preocupación en su madre. Sin embargo, desde hace 14 días, Ángel se queja de dolor en el pecho debido a las palpitaciones.
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Esta situación ya se puso de manifiesto ante los médicos, pero solo la han ignorado, denunció.
"Nosotros hemos sido muy pacientes con las indicaciones de los médicos, pero siempre es esperar y esperar, y nunca tenemos una atención."
Su desesperación creció al ver que el pediatra, que debía estar checando la situación del menor, no había tomado en serio el dolor persistente de su hijo.
"El pediatra del niño es quien está cometiendo la negligencia médica; se le informó que el niño tenía un absceso en la cabeza que le dolía, y el doctor siempre nos dijo que no era importante, que lo dejáramos para después."
Foto: Pulso
Señala que incluso se dirigió con la jefa del área de pediatría, quien mandó a hacer un estudio transcraneal que arrojó como resultado la presencia de tres quistes y su cráneo abierto; sin embargo, la doctora le informó que en San Luis Potosí no cuentan con los servicios ni los especialistas para atender este tipo de padecimientos.
La madre tuvo que ser canalizada a otro hospital (ISSSTE de Zapopan, Guadalajara, Monterrey o México); los primeros tres le negaron el servicio asegurando que tampoco cuentan con los especialistas que requiere el menor.
Relató que el primer diagnóstico de la "bolita" en la cabeza ocurrió en febrero de 2024. El pediatra Juan Manuel Martínez le refirió que dentro de tres meses revisaría esa situación, pues se enfocaría en las alergias que padecía el menor. Fue en mayo cuando la bolita ya había crecido; ante la omisión, tuvo que acudir a clínicas particulares, y fue hasta septiembre de 2024 que comenzó a presentar cambios externos en su cabeza.
Aun con las referencias médicas, la atención ha sido lenta y las respuestas de los especialistas, inadecuadas. La madre ha recorrido varias clínicas, desde hospitales locales hasta los más especializados en otras ciudades, pero la respuesta ha sido la misma: "No contamos con los recursos necesarios" o "No tenemos los especialistas que requiere su hijo".
Desde el 31 de marzo de este año, se le informó de la urgencia de que su niño recibiera atención médica de un neuropediatra, un neurocirujano pediátrico, un otorrinolaringólogo pediátrico y un cardiólogo pediátrico.
El impacto emocional ha sido devastador. Mientras su hijo sufre dolores constantes, mareos y convulsiones, la madre se enfrenta a la inacción de las autoridades de salud pública. Las promesas de atención rápida nunca se cumplen, y los trámites administrativos se han convertido en una constante barrera que retrasa aún más el diagnóstico y tratamiento adecuado.
A pesar de haber elevado su queja a diversas instancias, incluyendo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), las respuestas siguen siendo insuficientes. María Isabel, exhausta y con el corazón roto por la falta de atención, se enfrenta a la realidad de que su hijo podría estar en riesgo de sufrir consecuencias más graves si no recibe la atención médica urgente que necesita.
"Es una impotencia total", comenta con la voz entrecortada. "Mi hijo está mal y nadie hace nada. ¿Cuánto tiempo más tiene que esperar?"
Señala que el pequeño tiene constantes dolores de cabeza y mareos, falta de apetito, a veces se queda pasmado, y el doctor le diagnosticó ataques epilépticos.
"No puedo permitir que mi hijo siga así. El derecho a la salud es un derecho de todos, y mi hijo está siendo ignorado".
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