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“¡Adiós padre!”

Roma le brinda un adiós multitudinario en su último viaje

Por EFE

Abril 27, 2025 03:00 a.m.

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Roma, Ita.- Miles de personas se echaron este sábado a las calles de Roma para dar el último adiós al papa Francisco al paso de su cortejo fúnebre, que en su viaje hasta su tumba bordeó el Coliseo o la histórica iglesia de los jesuitas y pasó por los antiguos vestigios de los Foros Imperiales.

El último viaje del pontífice argentino fue sobre un papamóvil que llevó su féretro a la que será su tumba: la basílica romana de Santa María La Mayor.

El papamóvil que llevó allí su féretro se fabricó para uno de esos viajes: La visita de Francisco a México en 2016, y fue modificado para poder transportar un ataúd.

El ataúd salió de las murallas del Vaticano a las 12.30 hora local (10.30 GMT) por la Puerta del Perugino, la que da acceso a la que a lo largo de sus más de doce años fue su residencia pontificia, la Casa Santa Marta.

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Después, emprendió su ruta por esta soleada y primaveral Roma a lo largo de seis kilómetros en los que, en todo momento, estuvo acompañado por miles de personas que abarrotaron las aceras coreando su nombre, emocionados, o capturando el momento con sus teléfonos.

Tras salir del Vaticano cruzó uno de los puentes monumentales que salvan las orillas del río Tíber para embocar enseguida la avenida ‘Vittorio Emanuele’ hasta la plaza de Largo Argentina, donde según la tradición cayó asesinado Julio César.

La gente se amontaba junto a las verjas del Altar de la Patria y hasta en las alturas del monumento, asistiendo cómo Francisco se dirigía de cabeza a la historia. “Para nosotros es un día de alegría, pero también de esperanza. Vinimos por el Jubileo y nos encontramos con esta noticia, pero hemos tenido la suerte de poder vivirlo”, explicó José Miguel Gómez, un joven fiel español.

El papamóvil recorrió con paso solemne pero sin pausas por la vía de los Foros Imperiales, entre los vetustos palacios de antiguos emperadores y pontífices, para acabar a la sombra del Coliseo al que solía ir el Viernes Santo a presidir el Vía Crucis.

El vehículo puso rumbo a su destino final: la basílica de Santa María La Mayor, la misma a la que antes y después de cada viaje apostólico acudía a rezar ante su Virgen, la ‘Salus Populi Romani, de la que era muy devoto. 

A las puertas del templo mariano un grupo de personas pobres e inmigrantes acogió el féretro, en una última señal de respeto para un pontífice que tanta atención prestó a los últimos y descartados por la sociedad en su ministerio.

Antes de reposar, el féretro fue llevado a la Capilla Paolina para dejarlo brevemente ante la mirada de la Virgen ‘Salus Populi Romani’, en cuyo altar unos niños dejaron unas cestas con algunas rosas blancas.

Después, fue llevado al sepulcro que Francisco encargó en vida, situado justo al lado de la Capilla Paolina, que acoge dicho icono. Su sepultura fue a puerta cerrada y el templo volverá a abrir sus puertas a los fieles desde la mañana del domingo.