Privado, rito de la sepultura

Ciudad del Vaticano.- El entierro del papa Francisco en la basílica de Santa María la Mayor se produjo ante el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrel, y los familiares del pontífice tras el funeral celebrado en la plaza de San Pedro.
El rito de la sepultura del féretro del papa comenzó a las 13:00, hora local (11:00 GMT), y concluyó media hora después, informó la oficina de prensa del Vaticano.
También presentes en la ceremonia los cardenales que acompañaron el féretro tras su llegada con un cortejo fúnebre por las calles de Roma hasta la capilla de la basílica de Santa María la Mayor. La tumba del papa Francisco en la basílica romana de Santa María La Mayor tendrá una lápida de mármol de Liguria, la tierra de sus antepasados italianos.
Estará, entre la Capilla Paolina, donde se encuentra el icono mariano y la de la familia Sforza, será sencilla, en la tierra, con una lápida de mármol blanco con la inscripción ‘FRANCISCUS’, su nombre papal, y una reproducción ampliada de su cruz pectoral en plata.
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Los fieles podrán ya desde este domingo visitar la tumba del papa Francisco.
“Ayudó a los últimos”
Además de las delegaciones internacionales y los jefes de Estado, fueron invitados al funeral en la plaza de San Pedro algunos de los amigos personales del papa, aunque no en las primeras filas, pero sí en un lugar privilegiado, la terraza conocida como ‘loggia del maggiordomato’, entre ellos el cartonero argentino Sergio Sánchez. “No lo tenemos más físicamente pero sigue siendo nuestra guía espiritual. Vamos a seguir trabajando y luchando por sus consignas, tierra, techo y trabajo. Es el legado y la tarea que nos dejó. Organizarnos, organizar a los excluidos del mundo, y siempre ayudar al que lo necesita, no ser indiferentes”, explicó a EFE el famoso cartonero.
Con la delegación de la ONG de rescate Mediterranea, Ibrahima Lo, de 24 años, estuvo en la plaza de San Pedro.
“Soy un chico senegalés, llegué a Italia con 16 años y el pasado mes de julio tuve la suerte de conocer al papa Francisco. Fue un encuentro privado de hora y media en el que le contamos todo lo que habíamos vivido, desde Senegal hasta Italia pasando por Libia”, dijo.
“Hoy hemos perdido a un padre. Un padre que siempre luchó por los últimos, por los débiles invisibles, los que no tienen voz, siempre salvó vidas porque siempre estuvo a bordo de un barco en el Mediterráneo, con su pensamiento, pero también con sus palabras, porque en sus misas siempre hablaba de los que mueren en el mar, diciendo que el Mediterráneo se está convirtiendo en uno de los mayores cementerios del mundo”.