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Rapaces en la ciudad

Por Christian González Del Carpio.

Enero 27, 2025 03:00 a.m.

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A lo largo de la historia las rapaces o aves cazadoras, con sus ojos grandes, mirada penetrante y vuelo majestuoso han inspirado un sinfín de leyendas. Su perfil esbelto y severo es un símbolo repetido en escudos, banderas, fuerzas aéreas y aviones … El mismo mito de la fundación de nuestra Tenochtitlan se basa en una rapaz comiendo una serpiente. Observar personalmente sus raudas maniobras de caza, de cortejo y la preocupación por sus polluelos en el nido provoca admiración y respeto. Igualmente, estas aves son indicadoras de la salud ecológica de una región. Si vemos halcones y búhos saludables, quiere decir que existen suficientes recursos: (Aves pequeñas, vegetación natural, mamíferos y árboles,) y la ecología funcionando en ese hábitat.  

Sin embargo, como todo animalito, las magníficas rapaces tienen sus propios problemas. Las ciudades crecen y nuevos fraccionamientos, autopistas, industrias y centros comerciales ocupan ahora sus antiguos territorios. La deforestación y la caza furtiva siempre impune, disminuye sus poblaciones en varios estados. Tendríamos que hacer algo real para que no desaparezcan. 

Varias especies de rapaces se han adaptado a vivir en la Ciudad y tras los incendios en las sierras cercanas, los árboles de bosques y parques urbanos se han convertido en sus últimos refugios.

Halcón de Cooper

Accipiter cooperii

Posee un llamativo plumaje con el pecho jaspeado y bandas transversales en la cola. Cazan palomas, tórtolas y aliblancas en plena ciudad. Nótese su larga cola para maniobrar persiguiendo a las palomas sobre las calles y bajo los puentes de Salvador Nava.

Halcón Cola Roja

Buteo jamaicencis 

Llamado así, por su cola caoba rojizo. Véase la perfecta sobreposición aerodinámica de las plumas y su pico terminado en una aguzada punta para desgarrar a sus presas. Atrapa animales terrestres, como ratas, serpientes y ardillas. Patrulla su territorio desde el aire y lo anuncia con un Familiar y sugestivo chillido, que se escucha en las películas. (Ver link: https://www.youtube.com/watch?v=uWp0O6ipYog ) La generalidad de las aves depredadoras son silenciosas para no espantar a sus presas.  

Las rapaces matan apuñalando a su presa con sus garras afiladas, que cierran con una enorme fuerza. Quienes las manejan deben cubrir su brazo con un protector de cuero grueso.

Búho cornudo o Búho virginiano

Bubo virginianus

Es un búho grande, de más de kilo y medio. Excelente cazador nocturno de roedores; los localiza con su finísimo oído, diez veces más agudo que el de los humanos. Los mechones de plumas en su cabeza no son orejas, sus oídos se encuentran debajo del plumaje de la cabeza. En SLP se han visto varios en la zona de la Florida y en los Gómez, pues se alimentan de los roedores que merodean las casas.   

Unas plumas curiosas triangulares en el borde posterior de cada ala ordenan el flujo de aire y hacen su vuelo extremadamente silencioso, para sorprender a sus presas en la oscuridad. (Y puede espantar a un humano supersticioso al verlo pasar como una sombra sin sonido). Por sus ojos enormes y mirada perspicaz, se le asocia con brujas y quien sabe qué demonios. Estas supersticiones hacen a búhos y lechuzas, blanco de brutales agresiones. Por si fuera poco, varias aves silvestres son capturadas y sacrificadas, solo para dar dramatismo a ceremonias de charlatanes que viven de sus ingenuos creyentes en “limpias y trabajos” a quienes más les valdría ir a una iglesia. 

Afortunadamente han aparecido Asociaciones Civiles, conscientes de la importancia de proteger realmente a estas aves; como se hacía en el México prehispánico y como ocurre en los países desarrollados. Platicamos con Carlos Hernández presidente de: Qué Onda Rapaz AC. Cuyos miembros rescatan y rehabilitan aves de presa accidentadas o heridas por armas de fuego. Nos comentan que, contrario a las supersticiones, una pareja de búhos anidando cerca, realmente es una bendición para cualquier agricultor, pues consume más de 3,000 roedores al año. Proteger y educar con la observación directa de rapaces y otras aves, en los parques grandes de la Ciudad, es fácil. Letreros de “Prohibido molestar a las aves”; fotos y señalética con carteles para informar al público del valor ecológico e importancia de esta fauna, resulta muy económico. Las autoridades responsables de los parques podrían hacer mucho por la vida silvestre potosina, con pocos recursos. Para conocer más de aves rapaces, pueden contactarlos en Instagram y Facebook o llamar al 444-501- 8258. 

Las instituciones gubernamentales encargadas de proteger el patrimonio ecológico de México, deben ponerse las pilas: Educar a la comunidad sobre la riqueza de su fauna y flora, para que todos la conozcamos y valoremos. Deben romper el silencio cómplice, denunciar públicamente las cacerías de animales para rituales paganos supersticiosos que desvían la religiosidad de la gente. Denunciar y desalentar la caza furtiva impune mediante campañas y anuncios y la policía debe hacer cumplir la Ley de Protección animal. Nuestras especies silvestres son más importantes, al menos que uno de tantos costosos eventos artísticos o deportivos en los parques, que no dejan, ni aportan nada duradero.  

gonzalez7063@hotmail.com