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Cuando ser inocente no basta…

Por Saskia Niño de Rivera

Agosto 06, 2025 03:00 a.m.

A

Gerardo, Ulises, Santiago Noé, Cerpa, 

Dulce, deseo que pronto se haga justicia con ustedes y que puedan pronto volver a abrazar a su familia en libertad.

Hace unos días salió Israel Vallarta de prisión. Salió con un “disculpe usted” después de 20 años privado de la libertad. La justicia, si se le puede llamar así, llegó para él mucho después que para su entonces pareja, liberada años antes —¿la diferencia? Ella era extranjera. Mediáticamente más vendible. Políticamente más incómoda.

Veo la salida de Israel, los años que han pasado más lo que la cárcel te envejecen son evidentes. Su vida pasó detrás de las rejas del penal de máxima seguridad y jamás obtuvo una sentencia. Lo veo salir y pienso en todas las otras víctimas del sistema de justicia penal que tuvieron un caso viral, ni cámaras grabando su montaje. En quienes no tuvieron a los medios de su lado ni el respaldo de organizaciones. En los que siguen en prisión sin herramientas, sin voz, sin esperanza como es el caso de Cerpa, Dulce, Santiago Noé, los Payasitos Ulises y Gerardo y miles más.

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Miles más.

La inocencia en prisión no es una excepción, es una consecuencia. Una consecuencia directa de una era podrida por las puestas en escena de Genaro García Luna, sí, pero también de algo aún más profundo: de un sistema de justicia penal podrido desde adentro. Un sistema que durante décadas ha confundido seguridad con detenciones, justicia con venganza y espectáculo, y ha fabricado culpables con los más vulnerables.

Durante el sexenio de Felipe Calderón, los secuestros eran moneda de cambio entre las policías corruptas. Era el delito perfecto: los secuestradores amenazaban a las víctimas de no denunciar y si lo hacían tenían policías corruptas a su lado. Cuando tenían que mostrar resultados porque la sociedad y los medios así lo exigen, miles de personas fueron encarceladas por ese delito. Muchos eran inocentes.

En 2015 trabajé con más de 900 personas privadas de la libertad acusadas del delito de secuestro como Coordinadora de Enlace Penitenciario de la Coordinación Nacional Antisecuestro. Al trabajar en este proyecto de investigación “Perfil del Secuestrador” y entrevistar a los secuestradores cuando algunos de ellos me hablaban de su propia culpabilidad siempre me decían que les metían a coacusados que ellos no conocían, nunca habían visto, y sabían que no tenían nada que ver con el delito. El chiste no era buscar culpables sino generar y simular que se estaba haciendo justicia.

Los “Procuradurías de Justicia” fallaron y actuaron con mucha inhumanidad al encarcelar personas inocentes en prisión.

Celebro la salida de Israel Vallarta. Pero no puedo dejar de pensar en quienes siguen sin justicia. En quienes perdieron el segundo derecho humano más importante: su libertad. Y que no tienen ni el recurso jurídico, ni el apellido sonoro, ni la nota de ocho columnas para que su caso se escuche. Que no tienen el tiempo ni la atención pública de su lado.

La inocencia en prisión es la consecuencia más brutal e invisibilizada de un sistema penal que ha fallado. En una era donde la seguridad fue más un discurso político que una política pública. Donde no importaba quién lo hizo, sino quién podía pagar la condena.

La salida de Vallarta no puede quedarse en una anécdota de justicia tardía. Como tampoco la de Juana Hilda ni la de Brenda Quevedo o Lorena “la Lore” del caso Martí. Ellos fueron, dentro de todo, afortunados. Sus casos fueron mediáticos. La presión funcionó. Pero por cada uno de ellos, hay cientos de historias que nadie conoce.

Es urgente desarrollar políticas públicas para devolverle la vida —porque eso es lo que pierdes— a todas las personas que están hoy encarceladas por delitos que no cometieron. Y esa tarea es tan urgente como titánica.

Porque la justicia no debería depender de tu nacionalidad, ni de la atención de los medios, ni tampoco de cuánto dinero tienes para pagar buenos abogados.

Al final, no existe disculpa que te devuelva el tiempo perdido.

(Presidenta de Reinserta)