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El simbolismo del viacrucis cristiano

Por José Antonio Crespo

Abril 18, 2025 03:00 a.m.

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Cambiemos de tema ahora que estamos en plena Semana Santa, para hablar algo de lo que significan las enseñanzas de Jesús (y por cierto, otros líderes espirituales como Krishna, Buda y Lao Tsé). Resulta que para esos maestros y muchos de sus seguidores (quienes logran entender mejor su mensaje), las llamadas religiones (no todas sino las humanistas) más que ofrecer dogmas de fe o una cosmovisión para entender la existencia, se centran en lo que hoy llamaríamos una sicoterapia profunda. En efecto, el principal objetivo de esas religiones es que sus respectivos seguidores -a través de la comprensión de las leyes naturales y en particular síquicas- logren sanar en lo posible sus emociones negativas (todas derivadas del miedo, como la tristeza, soledad, depresión, culpa, autodevaluación, pero también ira, deseos de venganza, odio, resentimientos, soberbia, megalomanía, ambición y otras). En esa medida, dicen los maestros, ese individuo avanzará en las emociones opuestas; alegría, seguridad, autoafirmación, amor a la vida, a los demás y a sí mismo, serenidad, dicha, perdón a los ofensores (porque ya no lo dañan) desapego de lo externo, y plenitud interna.

Dicen además que eso es posible lograrlo no sólo en cierta medida sino de manera total. Quienes lo logran son llamados de distinta manera en cada religión; yogui (unido), santo, iluminado o sabio. Pero también señalan que ese objetivo no es fácil de alcanzar; solo unos cuantos lo logran (“muchos son los llamados, pocos los elegidos”), pero todos pueden avanzar en ese camino.

Igualmente, todos señalan que el proceso mismo de sanación síquica (que equivaldría al “perdón de los pecados” del cristianismo), es difícil y doloroso (“el camino al cielo está empedrado”). En términos de la sicología moderna, cuando un individuo hace conscientes sus emociones negativas, removiendo sus mecanismos de defensa, éstas afloran sin tapujos, provocando gran dolor síquico, pues se experimentan con toda intensidad antes de ir desapareciendo gradualmente (probablemente a eso se refiere también el mito de la caja de Pandora).

Ese proceso es llamado en el sicoanálisis “catarsis”, duro de transitar, pero que lleva a una situación de mayor salud y bienestar (y en el extremo, a la autorrealización plena, se le llame como se le llame según cada filosofía). Y justo eso es lo que simboliza lo sufrido por Jesús en su viacrucis que se rememora esta semana; tanto las torturas, la corona de espinas como la crucifixión misma (y el cáliz que quiso apartar, pero que tuvo que beber), simbolizan ese trayecto catártico y doloroso, que precede a la sanación y realización plena.

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La muerte corporal de Jesús, el viernes santo, simboliza la muerte del ego (que es la falsa conciencia de sí mismo y alberga todas las emociones negativas), y la resurrección al tercer día simboliza la entrada la autorrealización y plenitud emocional y síquica). Es la forma en que Jesús quiso comunicar ese difícil proceso síquico-espiritual que pregonan todas las religiones humanistas (aunque sus respectivos maestros no hayan elegido el sufrimiento físico como forma de transmitir esas verdades de manera simbólica).

Por cierto que esa simbología está presente en otros rituales cristianos, como lo es la confesión (remover los mecanismos de defensa y reconocer los defectos y emociones negativas propias), que va seguida por una “penitencia” (es decir, un proceso penoso, o sea doloroso), antes de alcanzar la comunión (que simboliza la autorrealización, pero también su fusión energética- espiritual con toda existencia), y por eso se le llama “comunión de los santos”.

Desde mi perspectiva, la mayoría de las corrientes cristianas mal comprendieron la enseñanza de Jesús y la convirtieron en dogmas de fe que pueden o no ser ciertos, pero no sirven para encontrar la plena sanación síquica y emocional (es decir, espiritual). “Que entienda quien pueda entender”, decía Jesús, más que creer ciegamente en ideas (verdaderas o no) que no logran comprenderse lógica o científicamente.

@JACrespo1