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Familia y escuela Capítulo 269: Importancia del conocimiento empírico para formar y educar

Por Gustavo Ibarra Hurtado

Junio 04, 2025 03:00 a.m.

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Frecuentemente las diferencias entre una formación y educación basadas en el conocimiento científico y el empírico se ven contrastadas desde una óptica en la cual se le da mayor peso al primero, denostando o bien otorgándole un menor o nulo valor al segundo.

Hablar de adquirir un conocimiento científico implica referirnos a una forma metodológica de adquirir conocimientos que han pasado por un proceso riguroso, comprobable y generalizable, de forma tal que, hay una confianza absoluta en que lo que se adquiere y la forma en que se aprende, parte de un modelo que ha sido probado y sujeto a pruebas irrefutables, que se pueden replicar una y otra vez, obteniendo siempre el mismo resultado.

De acuerdo con las distintas definiciones que existen del conocimiento científico, tenemos que: “es el conjunto organizado de saberes obtenidos a través de un método, por tanto, el conocimiento científico es el conjunto de todas las teorías, esto es, las explicaciones que a través de la ciencia el ser humano ha formulado respecto al mundo. Dichas teorías se sustentan en evidencias y se componen de proposiciones y deducciones verificables”.

Es por ello que con base en este proceso de enseñanza de saberes científicos, siempre, en todo lugar, contexto, tiempo y circunstancia: dos más dos va a tener como resultado el cuatro; de la misma manera que al juntar una molécula de oxígeno con dos de hidrógeno, se produce agua; y así, todos los estudios en ciencias, física, química, matemáticas, biología y todos los conocimientos que están contenidos en un plan y programa de estudios que se imparten de manera escolarizada, tienen este mismo origen.

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El proceso de enseñar y educar, bajo esta perspectiva, es decir, el rol del docente para ejecutar su labor profesional de manera científica, técnica y pedagógica, implica el tener un método que, como tal, de manera probada, asegure los pasos, momentos y características a seguir para obtener siempre los mismos resultados con los alumnos

Sin embargo, aunque para muchos el único conocimiento que tiene validez es el llamado filosóficamente: “positivista”, es decir, el científicamente comprobable y validable cuantitativamente, existen, no obstante, otras formas de obtener y crear conocimiento: empírico, intuitivo, práctico, popular, teórico, cultural, basado en la fe o en las creencias religiosas.

De todos los conocimientos mencionados, me detengo en el “empírico” por considerarlo de gran importancia para la educación y formación de las personas.

Este tipo de conocimiento está caracterizado por adquirirlo mediante la experiencia propia, con la participación u observación de las acciones, tareas, fenómenos o actividades de donde se obtienen los conocimientos; en éste, se ponen en acción los diferentes sentidos que poseemos los humanos.

Se menciona que es obtenido de manera posterior, dado que primero se tiene la experiencia, se viven las sensaciones, experiencias y actividades en las que se participa y a la par o después, con ello, se obtiene el aprendizaje.

Además, las actividades empíricas son caracterizadas por tener acciones vicarias, de imitación de lo que otros efectúan y de ser muy práctico, es decir que se “aprende haciendo”.

El caso clásico de la enorme importancia que representa el obtener y aplicar esta forma de conocimiento está representado en el rol que desempeñamos los padres de familia, quienes tenemos la enorme responsabilidad “nada más y nada menos” de formar a nuestros hijos, para lo cual y a pesar de que existen tutoriales que muestran desde aprender y desarrollar las posturas, respiración y apoyo para alumbrar a su hijo de manera mancomunada con la pareja; de tener cursos para conducir y fomentar buenas conductas y corregir las no proactivas de los vástagos; de contar con el apoyo religioso, cultural y hasta una gama enorme de clubes extraescolares y recreativos, aún con todo ello, nada asegura que se tengan científicamente resultados siempre positivos.

Los padres de familia, aprendemos a serlo de manera totalmente empírica

Al tener frente a nosotros a esos pequeños, mirándonos y esperando recibir indicaciones, observando cómo hablamos, actuamos, decidimos, comemos, discutimos; hasta lo que consumimos de cultura, alimentos y hasta sustancias no saludables; lo primero que se da cuenta tanto el papá como la mamá es que no hay curso, teoría o tutorial que nos prepare efectivamente para desarrollar esta función.

Es entonces que se vuelve parte de nuestro activo todos los recuerdos y vivencias que se vivieron en familia para recibir consejos, imitar y replicar ciertas acciones, ahora desde este lado de la trinchera; se aprenden nuevas cosas a la par de ir cotidianamente conviviendo: alimentación y la preparación de biberones, cambio de ropa y pañales, el cómo bañar a un ser con vida y movimiento; el dormir de forma diferente estando siempre alerta modificando nuestro patrón de sueño.

Se modifica la vida entera y junto con ello todos los aprendizajes y su puesta en práctica, a grado tal que hay una total transformación de la persona, impregnada ahora de una responsabilidad especial y muy característica; a medida que pasa el tiempo, por cierto, de manera “muy muy rápido”, vamos acompañando el crecimiento y adquiriendo todos los aprendizajes que nos posibiliten “salir vivos” de la niñez, adolescencia y juventud de nuestros hijos.

Atrás quedaron todos los errores y acciones negativas cometidas, se guardan en una capsula del tiempo y no se muestran nunca o posiblemente hasta que ellos sean adultos y podamos “desnudar nuestras verdaderas acciones juveniles” mientras tanto, todos los aprendizajes que sucedieron, se fueron presentando y siendo adquiridos, puestos en práctica y aprendiendo entre aciertos y errores, casi de manera espontánea y sin un método infalible que nos asegure el éxito.

Incluso, hasta los maestros más preparados científica y tecnológicamente en los métodos didácticos más actuales, echan mano de su experiencia y conocimientos adquiridos de manera natural y espontánea; es entonces que comprendemos la importancia que tiene el conocimiento empírico para la educación y formación de los seres humanos.

Comentarios: gibarra@uaslp.mx