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Familia y escuela Capítulo 273: Nostalgias educativas 3: La elaboración de tareas

Por Gustavo Ibarra Hurtado

Julio 02, 2025 03:00 a.m.

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De manera original y tomando en consideración los objetivos didácticos que representaba el llevar a casa las encomiendas a realizar, conocidas como: Tareas, éstas cumplían con el hecho de retroalimentar los contenidos y conocimientos revisados en el transcurso de la clase, además de generar el reconocimiento de dudas o temas que no fueron completamente comprendidos y ser nuevamente vistos en clase al momento de su revisión.

Estas acciones se convirtieron en toda una tradición, la cual era refrendada en el ámbito familiar, puesto que los papás ya habían implantado un horario y ya tenían bien hecha la frase: “empieza tu tarea”; lo mismo que si se tenía o se pedía permiso para realizar alguna actividad, por ejemplo: el ver televisión, existía ya la frase: “primero termina tu tarea”.

El rol de los papás resultó fundamental para la realización en el hogar de estas tareas académicas, puesto que, por lo menos de manera superficial y aún sin saber del tema, revisaban, no solo la terminación, sino el que estuvieran correctas, “bien hechas” y presentables.

En no pocas ocasiones y ante la presión social, aunado al amor y protección que se tiene hacia los hijos, se encontraban madres y padres de familia “ayudando” en la realización de tareas y proyectos encargados para presentar en su escuela y es entonces que los teníamos creando maquetas, mapas, manualidades, experimentos y muchas encomiendas más, mientras que los pequeños solo eran observadores; al finalizar, los mayores respiraban con un aire de complacencia por la obra terminada y le recomendaban a sus menores que le dijeran a su maestra o maestro que ellos lo habían realizado, cuestión que nadie iba a creer, pero que los docentes aceptaban sin reclamar.

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A medida que la familia evolucionaba con el crecimiento de los hijos, el nivel de exigencia para el apoyo de los padres hacia la realización de tareas iba en aumento, puesto que los conocimientos incrementaban su complejidad al tocar temas de educación sexual, física, química, cálculo y demás, por lo que muchos de los papás ya no tenían dominio, cosa que los adolescentes y jóvenes lo notaban y comenzaban a buscar otras fuentes, principalmente con compañeros.

Además, a estas complejidades que se presentaban para el apoyo de padres de familia, se le sumaron las actividades laborales, en donde, tanto padre y madre de familia trabajaban para lograr un mejor nivel de vida; es entonces que, al regresar de trabajar a casa, se encontraban con el escenario de que sus hijos los estaban esperando y recibir su apoyo para realizar tareas y, no obstante el cansancio, tenían que brindarlo.

Caso especial merecen las madres de familia que, aparte de cumplir con su rol laboral y además llegar a desempeñar su rol de ama de casa, con todas las enormes y cansadas actividades, todavía tienen el tiempo de apoyar a sus hijos con sus tareas para asegurar que éstos tengan los beneficios de esa retroalimentación.

Para el caso de los maestros, muchos de ellos ya entendieron que tienen como una de sus grandes armas y técnicas didácticas, precisamente en las tareas, sobre todo cuando se usan de manera adecuada, es decir, no solo como esa simple actividad de repetir lo ya visto en clase, lo que, sin duda, las convierte en un instrumento de tortura y forma efectiva de aburrimiento.

De hecho, a los mismos profesores les resulta igualmente tedioso y muchas veces sin sentido el estar revisando un acumulado de hojas y libretas por día, verificando que lo que plasmaron en ellas sea igual a lo solicitado, otorgando una “palomita”, una cruz o un número en señal del resultado que tuvo esa aburrida actividad.

Sin embargo, existen ya esos profesores que han creado de las tareas, esas actividades extraescolares que a sus alumnos les permiten, no solo repetir incansablemente lo revisado en clase, sino el retarlos e impulsarlos a buscar y construir conocimiento nuevo, bien sea empírico o teórico, mediante la experiencia de vincular o descubrir en su entorno familiar o social, nuevas conexiones con lo revisado en clase.

Incluso, de manera tradicional, las tareas han sido aceptadas como una actividad que parte del presente hacia el pasado, es decir, realizar actividades sobre las ya revisadas en clase; en cambio, los hay quienes ya han invertido la temporalidad y les solicitan a sus alumnos el realizar búsquedas, construir esquemas, y efectuar actividades de descubrimiento de los temas que se verán en clase al día siguiente.

¿Por qué menciono que se extrañan todas estas actividades? 

Porque hemos llegado a tal grado en la evolución educativa y formativa de las personas, que al estar insertas en la sociedad del conocimiento, sus habilidades originales están desapareciendo a pasos agigantados.

Disfrazado como una comodidad y el triunfo producto del intelecto humano, hemos ido reemplazando paulatinamente elementos y acciones que en su origen nos permitian pensar, resolver situaciones y poner a prueba nuestras habilidades, para pasar solo a “mover un dedo, apachurrar un botón y listo” las actividades se desarrollan mediante la aplicación de un algoritmo infalible.

La calculadora suplió la habilidad matemática, desde las operaciones básicas hasta cálculos más sofisticados y complejos; el disfrutar de un paseo, sintiendo el aire mover nuestros cabellos, con la sensación de pisar terrenos y avanzar por valles hermosos, ahora es suplantado por los anteojos y visores de realidad virtual; qué decir de disfrutar de una cálida conversación con otra persona, ahora basta con hablar con “Alexa”.

¿Y las tareas?

Muy sencillo, aún con todas las características mencionadas en párrafos anteriores, basta con utilizar cualquier chat de Inteligencia Artificial y pedirle que elabore la tarea encomendada: un proyecto, ensayo o escrito, un video o audio, resolver algún problema y hasta crear todo lo que se desee y se obtendrá en cuestión de minutos.

Se extraña la producción y creatividad humana, lo mismo que los aprendizajes fruto de la realización de tareas por cuenta propia o la de los papás.

Comentarios: gibarra@uaslp.mx