In-D: En SLP, un Marilyn Manson descafeinado

Se confirmó la presentación de Marilyn Manson dentro del marco de la FENAPO 2025. El asunto fue motivo de carretadas de memes en redes sociales por parte de la chavo-ruquiza, así como tema de sobremesa en un montón de casas potosinas. "Que siempre si viene el loco rockero ese" decían las doñitas. "Que Dios nos ampare", remataban. La confirmación del concierto del músico norteamericano que le ha puesto los pelos de punta a los defensores de las buenas costumbres alrededor del mundo merece ser analizado desde varias ópticas.
En primer lugar, tenemos que entender que cualquier manifestación de entretenimiento en cualquier país y cultura es un paralelismo de lo que sucede en la sociedad. El circo es un reflejo, es la manifestación de lo que el espejo social capta y proyecta. La venida de Marilyn Manson puede ser comparada, por ejemplo, con asuntos de temática deportiva. Por ejemplo la situación de la Liga MX. Recientemente la liga profesional de fútbol de nuestro país recibió a dos grandes figuras: James Rodríguez y Sergio Ramos. Dos nombres de gran peso dentro del deporte más popular del planeta. Mismos que llegan a territorio mexicano en pleno ocaso de sus carreras.
De igual manera Marilyn Manson pisará territorio potosino en la recta final de su trayectoria artística. Cabe mencionar que Manson comenzó su carrera en el ya lejano 1992. Han pasado más de tres décadas desde que comenzó su camino musical, y tal vez hace veinte años el mundo pudo disfrutar del prime musical de Manson. Es una realidad que ni James y Ramos (dentro del deporte) ni Manson (en la música) habrían puesto su mirada en estos territorios en el pináculo de sus carreras.
Otro paralelismo que me parece importante abordar es el del falso concepto de algo "gratuito". Tanto nos han metido en la cabeza la idea de que somos afortunados como mexicanos de vivir en un país donde la educación es laica y gratuita. De la misma manera nos han vendido la idea de que estos conciertos masivos en el Teatro del Pueblo de la FENAPO son de carácter gratuito. Sépase que ninguno de los dos, ni la educación ni el show de Marilyn Manson, son gratis. Ya pagó el contribuyente, y por adelantado. Como bien decía el poeta Alejandro Lora: "Y es que nuestros impuestos están trabajando... y cada día hay que pagar más".
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Hay ciertos arquetipos que quedan permanentemente grabados en la memoria colectiva. Así como para nuestras madres cualquier suerte de videojuego invariablemente se llama "Nintendo" y cualquier refresco de cola será llamado "Coca". Así, del mismo modo, el arquetipo del artista rebelde creado con molde de artista roto, incomprendido y maldito será bien llamado "Marilyn Manson". Ese personaje con pinta de arlequín demoníaco, ese enemigo público número uno que en los 70´s encontró encarnación en el cuerpo de Alice Cooper y que hoy en día se personifica en artistas como Kim Dracula y GHOSTEMANE. Esa muleta social en la que todo el mundo se recarga para achacarle todas las fallas en el sistema, penal, social, familiar y educativo. Ese mentado Marilyn Manson.
El próximo 10 de agosto subirá al escenario del Teatro del Pueblo un Brian Warner bastante disminuido, valiéndose del disfraz de Marilyn Manson para intentar continuar con su legado. Warner subirá esa escalinata con la pesada lápida sobre la espalda de demandas por abuso sexual y psicológico a menores de edad. Warner subirá a escena como un payaso triste y decadente que ha atravesado por múltiples cirugías de cuerdas vocales en los últimos años, cuya voz no es más que la sombra de lo que fue en décadas anteriores. Pero tal vez lo más alarmante sea que veremos en escena al "Anticristo Supertestrella" en completa sobriedad. Un Brian Warner descafeinado, sin pólvora en su interior. Bien decían los Stones "It´s only rock and roll", pero para que sea rock and roll es necesaria esa sensación de que todo puede salirse de control en cualquier momento. Para que sea rock and roll hay algunos ingredientes indispensables: drogas, caos y desequilibrio. Sin duda Marilyn Manson ya no tiene ninguna de ellas. Aún así valdrá la pena presenciar el concierto y platicarle a las futuras generaciones que fuimos testigos de la venida del Anticristo. O de lo que quedaba de él.
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