“El derecho a los árboles”
En tiempos de crisis climática y urbanismo depredador, celebrar a los árboles no es una concesión poética, sino un acto político, jurídico y civilizatorio. El reconocimiento “Ciudad Árbol 2024” que se entrega este 11 y 12 de julio en San Luis Potosí, en el marco del programa internacional Tree Cities of the World, es una oportunidad para reflexionar sobre el papel que el arbolado urbano tiene no sólo como infraestructura verde, sino como garante silencioso de derechos humanos.
Pocas veces las ciudades se detienen a pensar que sus árboles son una expresión del derecho a habitar un entorno saludable. Que los parques, las avenidas arboladas, los camellones sombreados, no son mero mobiliario estético o pasivo, sino verdaderas infraestructuras de vida. Y menos aún se reconoce que su permanencia depende de decisiones políticas, jurídicas y sociales.
Por ello, es significativa la realización de este evento, organizado por el Ayuntamiento de San Luis Potosí, la FAO, Arbor Day Foundation, Reforestamos México, y diversos actores locales, nacionales e internacionales, porque implica un reconocimiento —aunque todavía incipiente— de que el arbolado urbano no es prescindible, y que su gestión debe ser profesionalizada, garantista, incluyente y participativa.
El programa Tree Cities of the World (Ciudades Árbol del Mundo) es una iniciativa global impulsada por la FAO y la Arbor Day Foundation. Su objetivo es fomentar el manejo responsable, equitativo y sustentable del arbolado urbano, reconociendo a las ciudades que cumplen con cinco estándares internacionales como tener un marco legal o normativo, contar con una entidad que supervise dicha gestión, disponer de un inventario actualizado del arbolado, un presupuesto asignado y desarrollar eventos de concientización y participación ciudadana.
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Convertirse en Ciudad Árbol compromete a los gobiernos municipales a repensar sus modelos de desarrollo urbano, integrar políticas de infraestructura verde, y respetar el derecho humano a un medio ambiente sano. La distinción es simbólica, pero su cumplimiento debe ser tangible.
El arbolado urbano regula la temperatura, filtra contaminantes, retiene partículas, capta carbono, mejora la salud mental, reduce el estrés urbano, protege suelos, propicia biodiversidad urbana, y mitiga los efectos de las islas de calor. En una ciudad como San Luis Potosí, donde el calentamiento global y la mala planeación han incrementado la deforestación urbana, esta infraestructura verde es una urgencia, no un lujo.
Defender el arbolado no es un capricho ambientalista, sino una batalla por el derecho a la ciudad, por el derecho a existir en un entorno habitable. Por ello, el lema del evento —“Bosques y árboles urbanos como derecho humano”— no es una metáfora: es una declaración de principios que debe traducirse en políticas públicas, normas efectivas y presupuestos dignos.
Desde Cambio de Ruta hemos sostenido durante años que la participación ciudadana debe ser el eje rector de toda política ambiental. Por ello, la invitación que nos extendieron para participar en este evento, en el que intervendremos en el panel “Sociedad Civil en Acción: Defendiendo el derecho al arbolado urbano”, representa no sólo un honor, sino un indicio alentador: hay autoridades que están comenzando a tomar en serio lo que el Acuerdo de Escazú obliga.
Al abrir espacio para organizaciones como Cambio de Ruta, el gobierno municipal de San Luis Potosí no sólo está cumpliendo una obligación, sino afirmando un modelo de gobernanza más justo y democrático. Y eso debe reconocerse.
El evento de esta semana no debe ser una celebración complaciente, sino un punto de inflexión. La sociedad civil no asistirá a aplaudir acríticamente, sino a señalar los retos, documentar las omisiones y proponer rutas sostenibles. Participaremos, sí, pero con voz crítica.
Hoy más que nunca, urge mirar hacia el cielo no para admirar anuncios espectaculares, sino para contar las copas verdes que aún nos resguardan del calor, del ruido, del olvido. Y hacerlo con responsabilidad jurídica, conciencia social y visión ecológica.
Porque los árboles también tienen derecho a estar.
Y nosotros, el derecho a que estén.
Delírium trémens.- Uno de los temas más esperanzadores del evento será la discusión sobre una posible Ley Nacional del Arbolado Urbano y Cambio Climático, impulsada por la autoridad municipal y diversas organizaciones. Esta iniciativa busca sentar las bases para una política pública federal que homologue criterios técnicos, garantice presupuestos y fortalezca capacidades locales para cuidar el arbolado. Vamos, pues, rumbo a una Ley Nacional del Arbolado Urbano.
@luisglozano