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Familia y escuela Capítulo 279: El factor mariposa

Por Gustavo Ibarra Hurtado

Agosto 13, 2025 03:00 a.m.

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Probablemente no existe un ejemplo tan adecuado para comparar el desarrollo y evolución animal con lo que debiera ser el proceso educativo y formativo de los seres humanos; me refiero a la asombrosa metamorfósis que sufre la mariposa.

“Cuando la mariposa adulta está lista, pone sus huevos en un lugar estratégico, para asegurar su supervivencia, éstos al eclosionar emergen de su envoltura y pasan a convertirse en oruga o larva; a partir de este momento su apetito es insaciable, su primera comida suele ser la propia cáscara del huevo…”

Cuando se es niño y se empieza a descubrir el mundo, todo lo que nos rodea es materialmente nuevo y se tiene una curiosidad insaciable por descubrirlo todo, para ello se utilizan todos los sentidos.

Aunque pareciera que nuestras actitudes carecen de toda lógica, lo cierto es que la necesidad de conocer y aprender nos lleva a emprender acciones que, aunque ponen en riesgo nuestra integridad y seguridad, el impulso por conocer es mayor y no se miden consecuencias.

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Hasta este momento, la búsqueda de conocimientos goza de una gran libertad, creatividad e imaginación, sin existir formatos ni reglas que, al igual que la oruga, le permiten comenzar a transitar dentro de su planta como medio de seguridad, semejante al grupo familiar.

Los primeros aprendizajes se dan dentro del propio grupo familiar; es ahí en donde se comienzan a tener diferentes conocimientos y formas de comunicación; de igual manera, se imponen y practican las reglas sociales, así como todas las nociones y elementos culturales que conforman la personalidad de los grupos con los que se convive.

“…Después, una vez comido del huevo que las contuvo, las orugas comienzan a alimentarse en el exterior, principalmente de la planta nutriente en donde su madre depositó los huevecillos y así, a paso lento, se desplazan cada vez hacia otras plantas más lejanas…”

Ya desde que se encontraba bajo el resguardo y seguridad del núcleo familiar, se tenían acercamientos y nociones de que existía otra dimensión exterior que proporcionaba otros conocimientos y experiencias, muchas veces mostrada por los medios de comunicación o por el encuentro con personajes afines o ajenos a su grupo familiar.

Ha llegado el momento en que los niños se alejan del resguardo que significó su hogar, tal como lo hicieron las orugas, al llegar a otra planta nueva para alimentarse de otros nutrientes; en este caso, con su primera incursión en las escuelas iniciales, para ir avanzando de niveles escolares.

“A medida que comen, su cuerpo se expande y la cutícula se tensa, comienza a dividirse y finalmente se desprende, dando lugar al recién formado. Este proceso se denomina mutación y se repite una media de cuatro a cinco veces durante el crecimiento de la oruga”

A medida que los niños van creciendo, avanzando de nivel educativo, coleccionanado y reuniendo múltiples conocimientos, así como experimentando diferentes sensaciones, cambios de conductas y de maduración física, psicológica, social y cultural, teniendo con ello diferentes mutaciones que van conormando su personalidad.

“Una vez alcanzado su máximo desarrollo y completadas todas sus mudas, la oruga se transforma en crisálida: se encierra en un caparazón duro y rígido dentro del cual experimenta numerosas transformaciones hasta convertirse en el formato previo a a su gran mutación: de oruga a mariposa”

“El ciclo vital de las mariposas es extremadamente fascinante y gira en torno al complejo fenómeno de la metamorfosis: en la fase adulta, de hecho, las mariposas son completamente diferentes de sus formas juveniles desde el punto de vista morfofisiológico”

La familia y la escuela constituyen el escenario que, como una crisálida, debieran proveer todos los elementos para que una vez completado el proceso emergiera un ser enteramente diferente y, sobre todo, con brillos excepcionales y con la libertad de volar en entera libertad.

Sin embargo, todavía encontramos familias y sistemas escolares que mantienen a hijos y alumnos en su etapa de “orugas”, es decir, en lugar de dotar de alas con magníficos y deslumbrantes colores, así como de facilitar el vuelo en libertad de su pensamiento, ideas, creatividad, innovación y sentido de vida, todavía se les tiene “atados” a la tierra con solamente la reproducción infinita de las mismas ideas, límites y formatos.

Aprender todos lo mismo, de la misma forma y con los mismos resultados, pareciera ser el enlace educativo infranqueable que mantiene a muchos hijos y alumnos, confinados a repetir sin pena ni gloria el mismo formato de “orugas” sin la posibilidad de ir más allá.

La educación y formación de los seres humanos, no solo debe consistir en el asimilar al pie de la letra un plan de estudios, ni las reglas sociales y culturales impuestas en el grupo donde se coexiste; más bien debiera tener como objetivo principal el servir de una crisálida tan nutritiva a grado tal que, cuando se emerga de ella, se cuente con todas las herramientas, la motivación y el impulso a manera de alas, con el colorido propio de cada persona y dotar de las condiciones de levantar el vuelo hacia donde cada persona encuentre su felicidad.

El ver revolotear a una mariposa, apreciando su gracia y belleza, equivale a ver a un alumno o hijo realizarse con la seguridad de que su vuelo lo llevará a mostrar sus habilidades y características particulares, para dar paso nuevamente a su ciclo de vida.

Comentarios: gibarra@uaslp.mx