Innovación turística regional
En un país donde el turismo genera el 8 % del PIB y conecta paisajes naturales, patrimonios culturales y comunidades, la implantación de Sistemas Regionales de Innovación Turística (RIS) en los llamados Corredores del Bienestar especializados en turismo: Baja, Pacífico, Bajío y Maya, brinda una oportunidad sin precedentes para articular talento, tecnología y sostenibilidad. Estos modelos de innovación abierta y coopetición, pueden convertirse en la hoja de ruta para impulsar destinos mexicanos de alto impacto.
Corredor Baja: de viñedos a turismo de aventura
Integrado por Baja California y Baja California Sur, el Corredor Baja es hoy un sistema regional de innovación en potencia. Regiones como Valle de Guadalupe (wine tours), Ensenada (túneles de vino), La Paz y Los Cabos (turismo de lujo y buceo) cuentan con dotación de recursos elevada—infraestructura moderna y conectividad aérea—y ya exhiben capacidad de innovación mediante startups de enoturismo, festivales de gastronomía y proyectos de cero residuos en hoteles de Baja Sur.
Para consolidar su RIS, vale fortalecer:
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• La colaboración entre empresas vitivinícolas, clusters de hospitalidad y universidades (UABC) para crear laboratorios de experiencias enoturísticas.
• La coopetición en materia de gestión de agua y energías renovables, compartiendo buenas prácticas de economía circular.
• Mecanismos de gobernanza que articulen administraciones municipales y prestadores de servicios para coordinar la promoción en mercados internacionales.
Corredor Pacífico: de Riviera Nayarit
a la Costa Michoacana
Este corredor agrupa a Nayarit, Jalisco, Colima y Michoacán, estados con atractivos costeros y culturales complementarios. En Nayarit y Jalisco, la Riviera Nayarit y Puerto Vallarta destacan por el surf, el ecoturismo en manglares y la gastronomía de pescado. Colima, con Manzanillo y la costa de la Bahía de Tenacatita, combina playas vírgenes y observación de especies marinas. Michoacán aporta el litoral de Playa Azul y la riqueza cultural de Pueblos Mágicos como Tzintzuntzan y Pátzcuaro.
Aunque la dotación de recursos es alta (belleza escénica, puertos deportivos, aeropuertos regionales), la capacidad innovadora resulta fragmentada. Para articular un RIS eficaz conviene:
• Fomentar la colaboración entre surf schools, operadores de buceo y productores de mariscos, diseñando paquetes de aventura y degustación local.
• Transferir conocimiento desde centros costeños (CICESE, Universidad de Colima, UMSNH) a cooperativas de pesca artesanal y pymes hoteleras, impulsando prototipos de servicios sostenibles.
• Crear consorcios multisectoriales que integren transporte, alojamiento y gastronomía para rutas inmersivas “del mar al plato”.
• Desplegar programas de formación en digitalización de servicios, gestión de experiencias y economía circular, alineados con políticas estatales de turismo y medio ambiente.
Corredor Bajío: región creativa
con impulso cultural
Formado por Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí y Aguascalientes, el Bajío exhibe una alta capacidad de innovación pese a contar con recursos relativamente moderados en comparación con otras zonas costeras. Sus ciudades patrimoniales, rutas del vino de Querétaro y festivales artísticos lo sitúan en el cuadrante de “regiones creativas”—innovadoras a pesar de limitaciones de escala, lo cual se puede vincular a todo el atractivo de la región huasteca.
Para transitar hacia un RIS sostenible:
• Profundizar la colaboración entre universidades (U de Gto, UAA, UASLP) y la industria cultural para prototipar experiencias inmersivas con realidad aumentada en museos y minas históricas.
• Promover la coopetición en servicios de transporte y alojamiento, creando redes de “smart mobility” que conecten pueblos mágicos.
• Desarrollar plataformas de co-creación donde artesanos, hosteleros y autoridades locales diseñen rutas turísticas basadas en Patrimonio + Industria + Tecnología.
Corredor Maya: acelerando un sistema
de innovación líder
Conformado por Quintana Roo, Yucatán y Campeche, el Corredor Maya combina ruinas yacimiento (Chichén Itzá, Tulum), turismo de naturaleza (cenotes, biosfera) y turismo de sol y playa (Cancún, Riviera Maya). Esta mezcla de recursos y conocimiento tradicional sitúa al Maya en el cuadrante de sistemas regionales de innovación. Ya existen alianzas público-privadas para proyectos de turismo comunitario en comunidades mayas y programas de certificación en prácticas verdes.
Para robustecer el RIS maya conviene:
• Establecer redes de innovación abierta que vinculen ONG de conservación y startups de ecoturismo con cadenas hoteleras para escala de proyectos de residuos cero.
• Impulsar capacidades dinámicas a través de centros de incubación (CICY, UADY) orientados a soluciones de gestión hídrica y energías limpias.
• Implementar un consejo de gobernanza trilateral (Estados municipales, institutos de investigación, tour operadoras) para estandarizar protocolos de visita responsable y fortalecer la marca Maya.
Mirada integral y camino a seguir
Aplicar los fundamentos de los Sistemas Regionales de Innovación Turística—innovación abierta, capital social y coopetición—en estos cuatro corredores impulsará:
• Mayores flujos de conocimiento entre academia, empresas y comunidad.
• Transformación de modelos de negocio hacia la economía circular y la sostenibilidad.
• Centralidad de la participación local, asegurando beneficios sociales y laborales.
México, con un entramado diverso de corredores regionales, tiene ante sí la posibilidad de escalar un modelo de turismo innovador que no solo atraiga visitantes, sino que consolide el desarrollo económico y la resiliencia ambiental de cada territorio. El reto es cristalizar estos marcos de colaboración en proyectos concretos—de Baja a la Península Maya—que conviertan al país en referente global de turismo inteligente y equitativo.