Mirador
En ningún país se hacen tantos puentes como en México. Aproveché el del 15 de septiembre y fui a pasar los días en el rancho del Potrero.
La cenas, como siempre, sabrosísimas. Sencillas son las viandas, pero sazonadas con buena amistad y buena charla. Don Abundio cuenta:
-Rosa y yo nos hicimos novios, y al poco tiempo me invitó a comer en su casa, para presentarme a su familia. En la cena sirvieron frijoles con chile y con tortillas. Después le dijo a Rosa su papá:
-Trae el pollo.
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Se me hizo agua la boca. Rosa fue y trajo un pollo vivo. Lo puso en el suelo para que se comiera las migajas que habían caído de la mesa.
Todos reímos, menos doña Rosa. Masculla con enojo:
-Viejo hablador.
Don Abundio figura con índice y pulgar el signo de la cruz, se lo lleva a los labios y jura:
-Por ésta.
¡Hasta mañana!...