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Enfermedad renal: mal silencioso

Aunque en algunos casos los pacientes presentan indicios, la enfermedad renal crónica es casi imperceptible y asintomática; obtener el diagnóstico oportuno es casi una misión imposible

Por Rubén Pacheco

Agosto 21, 2025 03:00 a.m.

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Enfermedad renal: mal silencioso

Luego de revelarse que en cinco años aumentaron las muertes y enfermos renales en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS,) Francisco Javier Rodríguez Quilantán, coordinador de Trasplantes de Hospital General de Zona (HGZ) número 50, explica a detalle cómo la institución sobrelleva y atiende un padecimiento que fue diagnosticado en 17 mil 737 derechohabientes potosinos entre 2020 y 2024.

Si bien el sabor a hierro en la boca, hinchazón en pies y tobillos, náuseas o cambios en la micción pueden ser parte de los síntomas de la presencia de enfermedad renal crónica, no presentar ningún malestar o sintomatología también lo es. 

Por ello, su detección oportuna supone que se lograría con revisiones médicas continuas, sin embargo, existen factores sociales determinantes de salud, es decir, demasiados componentes que influyen para que el paciente que se sepa o no con la enfermedad se atienda a la brevedad. 

Para entender la complejidad de este mal, el médico establece un primer concepto indispensable: salud renal, que se refiere a un paciente con una funcionalidad de los riñones del 60 al 110 por ciento.

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Por lo tanto, toda persona con un porcentaje debajo de 60 por ciento ya se considera con enfermedad renal crónica. 

"Entonces, el problema fuerte sería tratar de detectar no los que ya van para sustitución, porque esos ya tienen un daño establecido formal y, más bien, hay que enfocarse en tratar oportunamente, no en iniciar la diálisis o el trasplante, sino más bien, de controlar los factores de riesgo que son los que llevan la mayoría de las veces a la enfermedad renal crónica e insuficiencia renal", subraya.

El especialista dice que si se analizara, por ejemplo, qué porcentaje de pacientes que entran en falla renal crónica llegan a la sustitución con diálisis o hemodiálisis, son relativamente pocos, pues la mayoría se complica en la etapa tres y cuatro por problemas cardiovasculares.

Este padecimiento fundamentalmente afecta al corazón porque la falla cardíaca, sea isquémica o estructural, es muy fuerte y muy prevalente en los pacientes renales crónicos. O sea, en los que tienen enfermedad renal crónica, no insuficiencia renal, porque el primero ya llegó a la fase de la diálisis y ya sobrellevó todo eso. "Llega un estadio muy grave de la falla renal, pero sobrevivió", contrasta.

Causa genética

¿Para alguien que a lo mejor no tiene padecimientos crónicos como diabetes, hipertensión y que, digamos, de la noche a la mañana o de forma pues inesperada, por ejemplo, personas jóvenes resultan con esta enfermedad, qué se puede deducir o tratar de establecer qué pudo pasar?

Hay ciertas causas genéticas congénitas de enfermedad renal, pero esas están bien establecidas. Aún en la gente joven, la mayoría de las veces son adquiridas las lesiones renales. Por ejemplo, glomerulonefritis, infecciones renales, por ejemplo; (enfermedades) crónicas, cálculos, infecciones no tratadas, reflujo, vejiga neurogénica. Las causas de la falla renal son diferentes según la edad de la población.

Detección oportuna

En la difícil tarea de diagnosticar a tiempo este tipo de pacientes, el coordinador de Trasplantes argumenta que la medicina de primer nivel funciona bien en detectar lesiones primarias, entendiéndose que son relativamente recientes de disfunción renal. 

Otra es que cuando ya se detecta el paciente, el tratamiento sea el más adecuado para evitar la progresión de la función renal. Y la tercera, la oportuna referencia al nefrólogo. Primero detección, luego tratamiento y en su punto más crítico, referencia oportuna al nefrólogo, sintetiza.

Para el experto, normalmente el internista u otro médico puede tratar al paciente que tiene enfermedad renal crónica estadio tres. No obstante, cuando la progresión de daño es muy rápida es muy severa se remite al nefrólogo.

"Si hay un problema establecido que se llama enfermedad crónica, hay que tener una continuidad de seguimiento para garantizar que el problema está en lo más posible bajo control y, en su caso, referencia a otra especialidad", exhorta a la población en general.

Mal oculto

¿Existe una sintomatología que alguien de manera preventiva pueda detectar y cuando lo detecte, pues de inmediato acudir al familiar o de cabecera, o bien al especialista?

Si el paciente es sano, a veces no hay ninguna molestia, o sea, el paciente se siente bien. Hemos tenido con bastante frecuencia, pacientes de mediana edad o 50 a 60 en lo que resisten dializarse, porque dicen que se sienten bien a pesar de que todos los indicadores de laboratorio dicen que está muy mal el paciente. Basarse en el grado de bienestar, es muy poco confiable.

Si bien, el estudio de laboratorio de la creatinina, es el centro de diagnóstico de los médicos, el especialista aduce que es un estudio muy tardío, por ello, ya cuando este producto de desecho del metabolismo muscular subió, el daño ya puede estar establecido. 

Es decir, debían hacer esos estudios intermedios o previos para saber que algo está pasando en el riñón. Por ejemplo, estar desechando una proteína que se llama albúmina, lo cual no es normal, añade.

La vida y la muerte

Entre 2020 y 2024, la delegación del IMSS registró el fallecimiento de 482 pacientes por enfermedad renal, de los cuales 138 murieron en el 2024, es decir, en ese año se concentraron el 29 por ciento de los decesos.

Frente a ello, Rodríguez Quilantán expone que si llegan muy críticos los pacientes sí pueden morir, por ejemplo, lo normal es tener 40 de urea en sangre, pero hay quienes llegan con 400 y 500, es decir, cuando existe inflamación grave de todo el cuerpo.

"Entonces, por ejemplo, la urea le pone nombre a todas las demás asociadas. O sea, si, por ejemplo, hablamos del corazón es cardiopatía urémica. O sea, porque ya la pura urea inflamó demasiado el corazón. Si hablamos de problemas del cerebro, encefalopatía urémica", ejemplifica.

Para comprenderlo aún mejor, simplifica que, si el famoso equilibrio ácido base se altera mucho, la sangre está muy ácida. Es decir, el balance que requiere ya no lo tiene y todo eso hace que llegue a una falla orgánica, la última terminal. 

Todavía no es suficiente

Aunque en el período de cinco años se lograron procurar 106 órganos a pacientes nefrópatas potosinos, el especialista pone las cosas claras: la tasa en México de donadores cadavéricos o fallecidos sigue siendo baja, pues la sociedad no está muy preparada para que automáticamente un ser querido, por ejemplo, que presente muerte cerebral, sea un donante.

Sentencia que toda persona que llega a cualquier hospital es paciente, siempre. Nunca se le considera como un potencial donador, porque debe de tratarse de rescatar hasta donde sea posible el problema que padezca.

Finalmente, cuál sería el llamado de que, si bien como institución se busca salvaguardar la vida de los derechohabientes, digamos si se puede ver así: dejar como un legado o servir, por decirlo así, un poco más de lo que has hecho en tu existencia, pues, ¿darle vida a alguien más sería una buena forma de morir?

Esa forma de ver la vida se prepara desde la casa, en cuestiones domésticas. No es muy común que la gente platique de donación en las cenas familiares, o sea, no es algo que se comente muy regularmente. 

Una cosa es la maternidad que es la clásica, la mejor, por excelencia, pero también se puede dar vida a otros dándole algo que uno ya no puede utilizar y otra persona sí puede.