AMANDA GARCÍA: ENTRE EL VUELO Y LA PASIÓN
Ha practicado ballet, flamenco, danza aérea y danza contemporánea, encontrando en cada disciplina una virtud distinta
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Cuando tenía cuatro años, Amanda Yuritzi García Schmidt comenzó a tomar clases de ballet. No fue por un impulso artístico ni por un deseo consciente, sino por una recomendación médica para corregir el pie plano. Lo que parecía un tratamiento temporal se convirtió en un camino de vida. “Inicialmente me metieron porque tenía pie plano y entonces dijeron que el ballet era muy bueno para eso. Me metieron y ahí duré como un año y medio… después empecé a ir a flamenco y desde ese tiempo no lo he dejado, ya llevo más de 10 años bailando flamenco”.
Desde entonces, su formación se ha expandido y diversificado. Ha practicado ballet, flamenco, danza aérea y danza contemporánea, encontrando en cada disciplina una virtud distinta que no sólo la nutre como bailarina, sino también como persona.
“El ballet me ha dado disciplina. Hay un dicho en ballet que decimos: si faltas un día lo sientes tú; si faltas dos días lo ve tu maestro; y si faltas tres días lo ve el público. Es muy celoso, requiere total concentración. Me ha dado línea, control sobre mi cuerpo y total conciencia de lo que hago”.
En el flamenco encontró un canal para transmitir emociones y establecer un diálogo con quienes la observan: “me ha dado como ese sentirse, ese poder expresarle a los demás, poder compartirles mi arte… yo te doy algo y el público me regresa algo. Es un arte muy bonito porque se comparte entre todas las personas”.
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La danza aérea le ha permitido experimentar algo que describe como “el sueño de poder volar”: “estás en las alturas, haces figuras, giras, entonces me ha aportado mucho esa libertad. Claro que requiere fuerza y disciplina, pero para mí es esa sensación de volar lo que me atrapa”.
En el contemporáneo, en cambio, ha encontrado un espacio de autoconocimiento: “a pesar de que sí habrá como bases, no es como el ballet que tiene reglas y no hay variaciones. En el contemporáneo es descubrir tu movimiento, quién eres tú en la danza… es muy padre porque es un autoconocimiento propio para ir descubriendo quién eres”.
DE SUEÑO Y PIEL, OBRA DE SU CREACIÓN
Su camino en la danza no se ha limitado a la formación en academias. Ha participado en encuentros nacionales y festivales, además de tomar cursos con maestras y maestros de España y México.
Amanda es una de las seleccionadas para el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) San Luis Potosí, 2025, anteriormente había sido beneficiada en 2023 y ahora regresa con la creación de una obra propia, De sueño y piel, en la que no sólo interpretará, sino que desarrollará el concepto, coreografías y selección musical. “Es un reto personal muy grande mío, porque va a ser por primera vez la creación mía apropiada completamente. Claro que mis maestros van a revisar las coreografías y me van a dar correcciones, porque es parte de la formación de un artista, pero es mi idea, mi propuesta”.
La obra estará estructurada en tres actos que funcionarán como un viaje emocional. “El primer acto es la parte de un sueño, donde todo es muy perfecto y bonito. El segundo acto es cuando despiertas a la realidad y dices: ‘guau, la realidad sí está fuerte’, y es cuando hay un conflicto interno entre lo que es el bien y el mal, qué debo hacer y qué no. El tercer acto es cuando viene la autorreflexión para crecer como persona y resolver la problemática”.
Amanda estará sola en el escenario durante aproximadamente una hora. La música será elegida cuidadosamente y combinando elementos de cada disciplina. En flamenco, por ejemplo, usará cantes tradicionales sin autor registrado.
OBJETIVO MUY CLARO
La propuesta tiene un objetivo muy claro: “quiero transmitir un sentimiento de esperanza, de encontrarse con uno mismo, de superación y de seguir adelante a pesar de los obstáculos”.
La semilla de Sueño y piel se remonta a sus 15 años, cuando sus padres y tíos, en tono de broma, le dijeron que podría hacer una presentación donde bailara, tocara piano y actuara. “Dijimos: ‘bueno, y si lo hacemos’. Creé mi primer obra, hice el guion y gracias a que mi papá es músico me ayudó con la música. Desde ahí me gustó no sólo ser intérprete, sino crear algo en conjunto”.
ESPÍRITU CREATIVO
Ese espíritu creativo la ha acompañado en cada proyecto, y en esta ocasión busca que el público viva una experiencia abierta a la interpretación personal. “No me gusta mucho esta parte de ir contando la historia, sino que sea de una forma más abstracta y que cada público lo sienta como quiera, como es el arte: cada quien lo aprecia diferente”.
En Sueño y piel, Amanda García no sólo bailará. También volará, pisará fuerte y explorará sus emociones, en ese recorrido invitará al público a encontrarse con su propio reflejo.
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