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LOS ANIMALES SON SERES SINTIENTES, NO MÁQUINAS

Por Christian González Del Carpio.

Julio 07, 2025 03:00 a.m.

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LOS ANIMALES SON SERES SINTIENTES, NO MÁQUINAS

El 19 de abril del 2024, se realizó la Declaración de la Conciencia en los animales. Desde la Universidad de New York se creó un sitio de internet para su difusión global. (Consultar: nydeclaration.com). Con esta declaración oficial, también se definen conceptos y criterios sobre la conciencia humana. Tema que hace pocos años era tratado solo por la metafísica, superstición o religiones, hoy oficialmente ya es campo de la ciencia.   

Consciencia se define como la capacidad de un ser vivo para percibir una realidad, según sus sentidos y autopercibirse en ella. Para esto necesariamente tiene que modelar una identidad propia, diferenciarse del entorno, analizarlo, experimentar y aprender. 

El cerebro en la mayoría de nosotros los animales, es un órgano aislado, encerrado en el cráneo que solo recibe impulsos, a través de las neuronas, provenientes de los sentidos de la vista, oído, olfato etc. Y otros impulsos provenientes de áreas cerebrales, como la memoria o razonamiento. Esta transmisión codificada se envía a diferentes áreas encargadas de interpretarlo, procesarlo, evaluarlo, compararlo, recordarlo... Y también editarlo. ¡Gran parte de lo que percibimos es editado! Las llamadas ilusiones ópticas, tomadas como entretenimiento, son reales evidencias del funcionamiento y propósito de la mente. Lo que percibimos es más bien una historia o película que nuestro cerebro le cuenta a nuestro cerebro. 

Los animales a lo largo de la evolución fueron desarrollando sentidos y un órgano de coordinación central, un modo de discernimiento que pudiera sentir situaciones, predecir lo que venía y tomar decisiones. Cada emoción y sentimiento pudiera considerarse un estado de funcionamiento apropiado, donde el animal se pondría en “modo” o actitud de exploración, huida, agresión, temor, protección.  

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Nuestros animales comprenden nuestras emociones, pues ellos también las sienten. Nunca hubo una razón válida para negarlo. Desde hace 165 años por la publicación del “El Origen de las Especies” de Charles Darwin, se comprobaba que nosotros, como todas las especies que han existido, evolucionamos a lo largo de millones de generaciones de padres e hijos: adquiriendo nuestra forma, órganos, tejidos, funciones cerebrales, emociones y sentimientos, hasta llegar a ser como somos hoy. Nuestras tan apreciadas emociones y sentimientos, ya los tenían los mamíferos millones de años atrás; evolucionaron primero en ellos y nosotros solo los heredamos.  

Esta noticia, más allá de la anécdota, sirve para detectar la discrepancia de las realidades científicas con prácticas y leyes en sociedades actuales, cuyos valores y política se basa en tradiciones, prejuicios generalizados, costumbres y malentendidos. 

? Desde mucho antes que apareciera el hombre, los animales experimentaban emociones y sentimientos auténticos, ellos sueñan y tiene una historia de vida, con momentos felices, tristes y traumáticos. 

En todas las culturas, sus mitos fundacionales, religiones y discursos políticos a lo largo de la historia, han colocado al hombre como centro y razón de cada respectiva creación. Es más, los discursos de dictadores como Hitler en la Alemania nazi o Pol-Pot en Cambodia y otros tiranos del pasado, fueron originalmente muy bien aceptados por sus sociedades, debido a la tendencia humana de aceptar halagos a su vanidad.  Un líder carismático y adulador los hace sentirse especiales, al compararlos con otras razas y especies “inferiores”. Henchidos de orgullo por las alabanzas, se dejan manipular a gusto por dicho líder. Tantos guías similares en la historia manipularon masas de fieles seguidores, quienes, al aceptar su política, fe, o religión obtenían el derecho a disponer de otros humanos o animales “inferiores”.  

? Los cerebros de todos los mamíferos comparten emociones y sentimientos. 

Esto se hace evidente cuando especies distintas muestran un comportamiento similar. 

Siglos de crueldades se justificaron por esa supuesta superioridad, dejando prejuicios y tradiciones difíciles de erradicar; sobre todo en sociedades indiferentes al conocimiento científico. Cuyas instituciones para la protección de la naturaleza se encuentran burocratizadas o corruptas. En los países de tercer mundo las instituciones gubernamentales, principalmente permanecen en un perfil bajo, para mantener las apariencias ante el público. Total, existen otras prioridades antes que los animales y plantas regionales, como las campañas de partidos, errores y deficiencias a reparar, en los proyectos del gobierno en turno. Y eso pensado positivamente. Visitando parques nacionales y áreas protegidas en México, es triste ver la disminución de las poblaciones de animales silvestres. Quedando solo folletos y fotos de los animales que fueron nuestro patrimonio faunístico. Claro siempre está el calentamiento global, el crimen organizado o los recortes presupuestarios, como tantos otros pretextos.  

? Recomendamos la película realista “El Oso” de Jean Jacques Annaud de 1988.