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Corrupción e impunidad en la 4T

Por Manuel J. Clouthier

Agosto 01, 2025 03:00 a.m.

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Uno de los mejores análisis sobre la corrupción en México es un documento titulado “Ensayos sobre corrupción”, editado por la división de Estudios Económicos y Sociales del grupo financiero Banamex-Accival en 1999.

El documento publicaba un artículo de Julián Barquín Liaño, doctor en economía por la universidad complutense de Madrid y exdirector del departamento de economía de la Universidad Iberoamericana. El escrito se titula “La corrupción: el lado oscuro de la economía mexicana”. Barquín sostiene que la importancia que han adquirido las actividades corruptas en México sólo puede explicarse por la penetración y control que han alcanzado los grupos vinculados al crimen organizado y a la corrupción organizada en las instituciones del estado. “El estado y la sociedad han llegado a convertirse en rehén de estos grupos criminales”.

Derivado de lo anterior podemos concluir que la corrupción organizada es la mayor causa de los graves daños sociales porque adopta métodos semejantes a los de la mafia, que se manifiesta en un entorno de impunidad selectiva generado por el mismo sistema como condición para garantizar su permanencia.

Así vemos que en México la corrupción ha dejado de ser la suma de prácticas aisladas para convertirse en algo sistémico que permite el uso de las instituciones del estado para beneficio particular de los grupos organizados que detentan el poder de manera corrupta, pero aparecen impunemente en público en olor de beatitud bajo el amparo de la impunidad que le confiere la lealtad a la camarilla mafiosa en el poder.

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La degradación moral y ética del grupo autodenominado “La cuarta transformación” ha sido vertiginosa, especialmente en la medida que ha quedado en evidencia el uso de recursos económicos producto de la corrupción y del lavado de dinero provenientes del crimen organizado y del erario público para financiar campañas electorales de dicho partido y para el enriquecimiento de los dirigentes del “movimiento”.

Así dan cuenta los escándalos que han trascendido públicamente como los lujos y negocios de los hijos de AMLO en el sexenio de su padre, la participación de cárteles de la droga como operadores políticos de Morena, los millones de litros de huachicol manejados por personajes mafiosos como Sergio Carmona y algunos políticos. El enriquecimiento de Rocío Nahle en la construcción de la refinería de Dos bocas, la corrupción del ejército en las obras del Tren Maya, el AIFA y otros proyectos asignados a las fuerzas armadas, los señalamientos a Adán Augusto López, exgobernador de tabasco y exsecretario de Segob del gobierno de AMLO, con el crimen organizado.

Estos escándalos de corrupción dejan claro que a la 4T le gustó el dinero del erario y las actividades ilícitas y que sus dirigentes involucrados en presuntos actos de corrupción han sido solapados impunemente por los más altos niveles de gobierno “de los que no son iguales”.

Los mexicanos quedamos hartos de la exagerada corrupción de los gobiernos priistas y panistas y hoy estamos espantados de la rapidez con la que se corrompieron en la clase política de Morena y nos preguntamos si se va a combatir la corrupción del grupo gobernante.

La Presidenta de México debe dejar claro que la única forma de empezar a combatir este flagelo es que Sheinbaum haga efectiva la frase de que el “crimen no paga” en su gobierno y esto solo será no permitiendo la impunidad de los corruptos de la 4T.

(Ingeniero industrial y empresario)