In-D: No nos estamos haciendo más jóvenes

La edición LIX del Super Bowl dejó un amargo sabor de boca. No solamente por el desabrido partido que se resolvió prácticamente desde el primer cuarto, sino por el espectáculo de medio tiempo a cargo del rapero norteamericano Kendrick Lamar.
La última semana estuvo particularmente agitada para Lamar. Viniendo de la reciente entrega del Grammy, en la cual arrasó llevándose cinco premios, entre ellos el Grammy a "Mejor Grabación del Año" y "Mejor Canción del Año" por su sencillo "Not Like Us".
Tan solo una semana después el joven californiano hizo frente a uno de los compromisos más fuertes al que puede aspirar cualquier artista popular dentro de la cultura occidental: el medio tiempo del Super Bowl.
Es de valientes aceptar esta propuesta, pues la vara está muy alta. A lo largo de la historia presentaciones como la de The Who, The Rolling Stones y Michael Jackson se han convertido en espectáculos inolvidables y recordados por los melómanos y aficionados al fútbol americano. Las últimas ediciones del Super Bowl han dejado poco satisfecho al público y el de este año no fue la excepción. La presentación de Kendrick recibió fuertes críticas. Algunos mostraron su inconformidad por tratarse de un artista solamente conocido por las nuevas generaciones. Otros criticaron las habilidades de Lamar como cantante, mientras hubo quien tachó la presentación de aburrida y poco espectacular.
La presencia de Kendrick Lamar en el show de medio tiempo no es una casualidad y obedece a varios motivos. En primer lugar, es verdad que se trata de un artista mayormente conocido por las nuevas generaciones. Pero esto es precisamente lo que busca la NFL, al igual que otras ligas deportivas profesionales norteamericanas. El fútbol americano es un deporte diseñado para la televisión y las nuevas generaciones cada vez están más alejadas de este medio de comunicación. Delegar el show de medio tiempo a artistas jóvenes no tiene otra intención más que lograr captar la atención de los adolescentes que son el consumidor potencial para el futuro.
También es importante entender que la NFL es una liga norteamericana, que si bien ha hecho por expandir su mercado a otros países no deja de ser hecha y pensada de gringos para gringos. Naturalmente el artista encargado del halftime show será dirigido al consumidor de música estadounidense.
El show de Kendrick Lamar fue, hasta cierto punto, malentendido por las masas. El espectáculo fue intencionalmente plano con el propósito de cargar su peso y sustancia al mensaje más que al atractivo visual. Kendrick Lamar lanzó mensajes con fuerte carga social y política al mundo entero. Hace falta valor para atreverse a recurrir a la figura del "Tío Sam" en versión afroamericana, hace falta valentía para usar el espectáculo más esperado del año como podio para lanzar un grito de protesta. Lamar sabía que Donald Trump estaría presente en el show y no es ninguna casualidad que el rapero abriera su presentación con una frase lapidaria dirigida al actual Presidente de Estados Unidos: "La revolución será televisada. Elegiste el tiempo correcto pero a la persona equivocada".
También es una realidad que no nos estamos haciendo más jóvenes. Comienzan a pasar los años y, al igual que todas las generaciones, la nuestra comienza con ideas para argumentar que todo pasado siempre fue mejor. Nos empeñamos en defender la música que escuchábamos en nuestra juventud y descalificamos a toda costa cualquier propuesta musical actual.
Tal vez sea momento de entender que es momento de las nuevas generaciones y que resulta muy egoísta de nuestra parte aferrarnos al pasado. No podemos obligar a la juventud a sentarse a ver un show con música que alcanzó la popularidad hace décadas. Es momento de refrescar los oídos y darle oportunidad a los jóvenes de forjar sus propios ídolos. Es el inevitable ciclo de la vida. Ya llegará el momento, dentro de algunos años, en que a los jóvenes de hoy les corresponda estar aburridos con las estrellas musicales que tomarán ese espectáculo en el futuro lejano.
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