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Un mundo raro

Por Alfonso Lastras Martínez

Septiembre 07, 2025 03:00 a.m.

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El 15 de enero de 2005, después de un descenso de dos horas y media, la sonda Huygens aterrizó en la superficie de Titán, el mayor de los satélites de Saturno. Dicho aterrizaje fue parte de la misión Cassini-Huygens, enviada por la NASA y la Agencia Espacial Europea para la exploración de Saturno y sus satélites.  Desde su punto de aterrizaje en Titán, la sonda Huygens nos envió una imagen de la superficie del satélite que muestra una llanura salpicada de pequeños objetos, que para los especialistas son probablemente rocas de hielo. Dado que los especialistas de la misión sabían que había lagos líquidos en la superficie de Titan, la sonda Huygens había sido diseñada para que flotara en la eventualidad de que aterrizara en medio de uno de estos lagos, lo que sabemos que no ocurrió. De hecho, hoy los expertos saben que los lagos están confinados en los polos del satélite. 

Durante el descenso, y después de que se aclarara la espesa niebla que cubre a Titán a unos 70 kilómetros de su superficie, las cámaras de la sonda capturaron un terreno escarpado con áreas claras y oscuras, y una red de lo que parecía eran canales fluviales. De estas imágenes podríamos concluir quizá que existen semejanzas entre Titán y nuestro planeta. Dichas semejanzas, sin embargo, no van muy lejos, y en cierto modo, las imágenes de Huygens podrían resultar engañosas. 

En efecto, sabemos que la temperatura de la superficie de Titán es extremadamente baja -menos 180 grados centígrados- y que los lagos en su superficie son de metano y otros hidrocarburos y no de agua como en la Tierra. De hecho, el agua a la temperatura de la superficie de Titán se congela, y si en alguna época geológica corrieron ríos en Titán como sugieren las imágenes de Huygens, estos fueron de metano y no de agua. En el mismo sentido, en Titán, llueve metano en lugar de agua. Además, la atmósfera de Titán está compuesta mayormente por nitrógeno y una proporción menor de metano. 

Por otro lado, a pesar de las diferencias entre Titán y nuestro planeta, los expertos se preguntan si Titán reúne las condiciones necesarias para generar vida, y en esta dirección especula un artículo aparecido el pasado mes de julio en la revista “International Journal of Astrobiology. El artículo fue publicado por Christian Mayer y Conor Nixon de la Universidad de Duisburg-Essen y de la NASA, en forma respectiva.

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Mayer y Nixon hacen notar que Titán es el único cuerpo, aparte de la Tierra, que cuenta con un ciclo meteorológico -en su caso, de metano- en su superficie. Hacen notar también que el metano en la atmósfera es una materia prima para la formación compuestos orgánicos y escriben: “El metano, junto con el nitrógeno, se disocia en la atmósfera superior de Titán por la radiación ultravioleta solar y partículas energéticas, descomponiéndose en moléculas orgánicas complejas. Actualmente, se conocen 24 moléculas en la atmósfera de Titán, y muchos tipos más complejos se esconden en el rico espectro de masas detectado por los instrumentos de la nave espacial Cassini-Huygens”.

Dada la alta producción de compuestos orgánicos en Titán, Mayer y Nixon se preguntan si la complejidad de los procesos asociados es tal que puedan originar vida. En particular, Mayer y Conor se preguntan si en Titán existen las condiciones para la formación de “vesículas”, que se piensa fueron esenciales para la aparición de la vida en la Tierra, según la teoría de la abiogénesis, que postula que la vida surgió de la materia inerte. En este sentido, las vesículas son pequeñas burbujas rellenas de líquido, generadas de manera espontánea, dentro de las cuales se producen procesos químicos de complejidad creciente, protegidos por las paredes de la vesícula. Eventualmente, las vesículas y sus paredes primitivas dieron origen a las células vivas con sus paredes celulares. 

En su artículo, basados en la atmósfera y en la química atmosférica de Titán, así como en la existencia de metano líquido, Mayer y Nixon discuten posibilidades para la generación de vesículas de manera espontánea, que actúen como proto células en una etapa previa a la aparición de la vida y que eventualmente evolucionen en células vivas.  Discuten también experimentos de laboratorio en los que se simulen las condiciones de Titán y pongan a prueba sus ideas. De la misma manera, proponen algunas mediciones que podrían llevar a cabo la misión futura “Dragonfly” de la NASA que tiene como destino a Titán.

Más que especular sobre la existencia de vida en Titán, Mayer y Nixon apuntan a la posibilidad de que dicho satélite sirva como un laboratorio para clarificar el origen de la vida en la Tierra. Y así, si se descubrieran vesículas en Titán, se apoyaría la idea que la generación de vida es un fenómeno que se da en circunstancias varias.