La fiesta… y la obligación
La historia tuvo final feliz y la Ruta Wixárika entró por derecho propio a la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, convirtiéndose en el trigésimo sexto bien cultural mexicano que se integra a esa lista y el segundo asentado en San Luis Potosí, después del Centro Histórico capitalino.
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Sin duda alguna es un logro de los Wixárikas, que han defendido esa ruta como uno de los bienes culturales más preciados por ese pueblo originario, pues es un signo de identidad definitivo.
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También lo es del Instituto Nacional de Antropología e Historia, que acompañó el proceso y, de manera especial, de la asociación civil Conservación Humana, integrada en parte por gestiones de la propia comunidad Wixárika, que cargó con la monumental tarea de elaborar la postulación, a la postre exitosa.
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Llamó la atención que un gobierno que aspira a figurar en cuanto acontecimiento positivo ocurre en el estado, como lo es la administración gallardista, se haya abstenido de hacerse de algo del mérito.
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En su comunicado de ayer, reconoce a las partes que contribuyeron al logro, pero nada más allá.
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También señala que la administración trabajará para que se cumplan las recomendaciones de la Unesco para proteger los sitios ubicados en San Luis.
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No se esperaba otra cosa y ojalá que haya un cumplimiento estricto de ese compromiso. Lamentablemente, hay un mal antecedente en la relación de este gobierno con el primer sitio que logró la declaratoria: el Centro Histórico.
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El desastroso manejo que se le dio al remozamiento del Barrio de San Miguelito por parte de la Seduvop afectó una parte del perímetro que protegía la declaratoria.
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Ojalá que en el caso de Wirikuta y las otras 10 escalas de la Ruta Wixárika que alberga San Luis, esta negligencia no se repita.
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Y tras el festejo, viene la parte difícil: proteger la declaratoria. En el caso de la ruta, obligará a las autoridades a hacer una compleja tarea de equilibrio entre las necesidades del bien cultural y las realidades de la economía y el desarrollo urbano.
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Por ejemplo, la Unesco recomienda la garantía de un acceso libre de los peregrinos de la ruta por todo el recorrido, aunque atraviese propiedades privadas. El aspecto de la minería también es importante, pues la declaratoria impide nuevos desarrollos en una zona en la que la actividad no sólo es tradicional, sino puntal económico.
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Y en Real de Catorce, quizá el punto más famoso de la ruta, la regulación del turismo, que muchas veces rebasa límites y capacidades de la zona, va a ser también un punto prioritario para la regulación y protección de la zona.
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En suma, que al mismo tiempo que es una distinción, la declaratoria impone obligaciones, algunas que serán difíciles de cumplir.