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De fentanilo y aranceles

MANO IZQUIERDA

Por Jorge Andrés López Espinosa

Julio 14, 2025 07:21 p.m.

A

Entre una nueva amenaza arancelaria y las duras declaraciones del abogado de Ovidio en contra de la Presidenta, así inicia una semana que pinta compleja de acuerdo con la agenda que nos marca nos guste o no nuestro poderoso vecino del norte. Una semana convulsa como ya varias que hemos experimentado desde el arranque de la versión 2.0 de Donald Trump, pero con independencia de ello, vale la pena preguntarnos: ¿en qué momento llegamos a este punto? Analistas y columnistas de la llamada la comentocracia nacional, todos los días tratan de explicarnos lo que sucede, por supuesto unos más informados que otros y también muchos con un sesgo de jiribilla política, pero me parece que muy pocos optan por los argumentos simples, esos que aunque parezcan pueriles nos dan mucha luz acerca de las razones que nos tienen en esta encrucijada, entre el fentanilo y los aranceles. A estas alturas del partido para nadie es un secreto que absolutamente todos los cárteles que operan en México y que extendieron su margen de operaciones a nivel internacional, crecieron bajo el amparo del poder político, a veces más, a veces menos, pero siempre de una u otra forma existió complicidad y en ocasiones -como dijera Díaz Ordaz en otro contexto pero aplica-: "siendo tolerantes hasta excesos criticados." Marihuana primero, cocaína después, luego siguieron las metanfetaminas y más recientemente el fentanilo, y hasta ahí el punto de quiebre, porque su alto consumo en el ciudadano promedio en los Estados Unidos, ha colocado al vecino yankee al borde de una crisis de salud pública y, por ende quien produce, trafica y vende fentanilo ha sido declarado terrorista volviendo su persecución implacable. Entonces el brazo justiciero anglosajón, traspasa su frontera sur y desnuda la red de complicidades existentes en México, no de ahora, sino construida por décadas, la narco política es real, no son casos de ficción para series de plataforma, los cárteles existen, son poderosos y multinacionales, dominan, gobiernan y controlan extensos territorios y su capacidad económica supera presupuestos públicos. Por eso no es una exageración catalogarlos como organizaciones terroristas, pues aunque no secuestran aviones -todavía- para asesinar personas, las sustancias que distribuyen han matado más gente que los atentados del 11 de septiembre. Frente a esa cruda realidad, México está bajo una altísima presión, una a la que ningún gobierno reciente había sido sometido, con un Donald Trump que sabe y conoce perfectamente lo que se vive en México y por ello juega con la realidad de su vecino, atrapado entre "acuerdos" y "pactos" inconfesables, ha obtenido prácticamente todo lo que solicita, desde le entrega de capos hasta el cumplimiento de acuerdos hídricos como el de la frontera; así, en esta encrucijada Trump también representa una oportunidad para quien gobierna México, pues si algo bueno puede obtenerse de tan alta presión, es la posibilidad de sacudirse un poco o tal vez un mucho de esos oscuros tratos bajo la mesa que prevalecen en gran parte del país, de modo que, lo que se escribirá en la historia cuando menos en los próximos cuatro años, dependerá en gran medida del actuar de la Presidenta quien ha depositado su máxima confianza, -incluso respaldado por la oposición- en Omar García Harfush. El reto no es menor, y aunque en esta columna somos y seguiremos siendo críticos al gobierno de la 4T (como ese desatino de nombrar a Gatell a la OMS), el voto de confianza a la Presidenta para la negociación arancelaria lo tiene, y aunque ella no lo diga, estamos ciertos que el tiempo de los "abrazos" terminó, es pues su momento de pasar a la historia, ella sí, como la mejor Presidenta de este país. Lo sigo leyendo en este correo: jorgeandres7826@hotmail.com.