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In-D: El silencio también es un arma

Por Daniel Tristán

Agosto 06, 2025 09:41 a.m.

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In-D: El silencio también es un arma

Estar en contra de la Inteligencia Artificial (IA) sería un acto de necedad, de nostalgia ciega, pretender oponerme a una herramienta que, bien dirigida, puede aliviar dolores, expandir horizontes, rescatar vidas, preservar memoria. La IA no es el enemigo. El enemigo es la falta de reglas. El enemigo es el apetito voraz de quienes, detrás de escritorios llenos de códigos y cláusulas grises, deciden que el arte, nuestro arte, puede ser alimento de una máquina sin pedir permiso, sin mostrar el menor respeto.

En febrero de 2025, más de mil artistas británicos firmaron un acto de silencio. Entre ellos Kate Bush, Damon Albarn, Paul McCartney, Annie Lennox y Hans Zimmer. El álbum Is This What We Want? no contiene melodías, ni coros, ni solos de guitarra que desborden pasión. Es un disco hueco, vacío, mudo... y por eso mismo, poderosamente ruidoso. Pero incluso en ese aparente silencio, hay rastros humanos. Algunos tracks inician con el crujido de una silla al moverse, el leve zumbido de un cable mal conectado, una puerta que se abre lentamente y se cierra con un golpe sordo, como si intentara marcar el final de algo. Se escuchan pasos arrastrados por el suelo de madera, respiraciones contenidas, ecos lejanos de un estudio vacío. No hay música, pero hay presencia. Y esa presencia es fantasma: el eco de lo que podría haber sido una canción y terminó siendo protesta. El sonido de la resistencia no es un grito, sino un gesto contenido que se resiste a desaparecer del todo.

Cada pista, cada minuto de nada, es un reclamo. Cada segundo sin sonido nos pregunta si realmente estamos dispuestos a quedarnos callados mientras las industrias deciden que nuestras voces, nuestras composiciones, nuestros rostros y nuestras ideas pueden ser despojados, reciclados, deformados por algoritmos entrenados en la oscuridad.

La protesta que encierra este álbum, un manifiesto con estructura de descarga digital, no es contra la tecnología, sino contra el robo legalizado. Porque eso es lo que se cocina tras bastidores legislativos: permitir que obras protegidas sean utilizadas para alimentar inteligencias artificiales sin consentimiento de sus autores. Bajo el disfraz de innovación, se esconde un saqueo sistemático. Y lo más inquietante: se hace en silencio, sin escándalo, como si no importara.

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El álbum enlista una frase, formada por los títulos de cada pista: "The British Government Must Not Legalise Music Theft To Benefit AI Companies." No hay poesía en esas palabras, no hay ambigüedad: hay urgencia. Es una súplica. Es una advertencia.

¿Es este el futuro que queremos? ¿Uno donde los creadores se convierten en datos? ¿Donde nuestras voces puedan ser copiadas con precisión quirúrgica y luego puestas a cantar lo que nunca dijimos? ¿Qué pasará cuando las máquinas no solo imiten, sino suplanten? ¿Quién tendrá derecho a decir "yo lo hice" en un mundo donde todo puede ser simulado con precisión enfermiza?

Levantar la voz, aún con silencio, importa. Importa porque estamos frente a una tormenta sin precedentes. Una IA sin regulación es como un niño con un arma cargada: puede inventar maravillas... o cometer horrores. No es la tecnología la que amenaza, es la codicia desbordada que se esconde detrás. Son los gobiernos tibios, los mercados voraces, las industrias que callan ante lo que no les afecta hoy, pero que les devorará mañana.

El disco protesta con el vacío, y en ese vacío podemos oír el eco de todo lo que podría desaparecer. Porque si dejamos que el arte sea tragado por el cálculo frío de empresas sin rostro, no solo perderemos empleos o reconocimiento. Perderemos identidad. Perderemos historia. Perderemos alma.

La IA, con límites éticos, puede ser la aliada más luminosa del ser humano. Pero sin reglas, sin límites, sin respeto... puede ser su sombra más profunda.

Por eso debemos hablar. Por eso hay que escribir. Por eso hay que protestar, incluso con el silencio. Porque el día en que el arte no provoque, no incomode, no incomode ni a las máquinas, ese día estaremos más cerca de ser replicables. Intercambiables. Descartables.